Sicologo
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* Por Miguel González
* miguelgonzalez@consultoria-humana.com
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* Hace unos años mientras realizábamos un proceso de Consultoría en una empresacon uno de sus equipos de trabajo me llamó particularmente la atención la actitud de una de las personas a quien al parecer nada de lo que decían sus coequiperos e incluso los facilitadores leresultaba interesante, motivador y mucho menos novedoso. Al preguntarle por su actitud, él simplemente se limitó a decir que no veía el valor agregado de la sesión y mucho menos la relación con losobjetivos de negocio. Lo interesante es que contrario a su percepción, para la mayoría de los participantes resultó ser además de muy valioso, divertido y precipitó una serie de reuniones posteriores quefacilitaron acuerdos de trabajo con progresivas evidencias de mejora.
* Reflexionando sobre esta persona y otras con actitudes similares en procesos de entrenamiento, coaching y consultoría endiferentes empresas, surgieron en nuestro equipo una serie de interrogantes que focalizaron las ideas en dirección a la necesidad de reconocimiento, en este caso, no necesariamente asociada a aspectoseconómicos como suele pensarse en el lenguaje laboral tradicional, sino mas allá, como una fundamental necesidad humana.
* Claramente cuando se trata de comprender este tipo de actitudes por algunosseñaladas como: “negativas, pesimistas, arrogantes, prevenidas, criticonas, exigentes, etc.”, es necesario avanzar hacia la comprensión de su contexto tanto personal como organizacional. Cada caso merecesin duda un cuidadoso análisis para evitar continuar con la lógica de los epítetos y la descalificación.
* Sin embargo, podemos intentar una hipótesis que en más de una ocasión nos ha resultadosumamente útil: Al parecer la actitud de estas personas la mayoría de las veces está asociada a una manera particular de construir relaciones con otros, lo cual deriva de la forma en que la persona...
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