Bilateralismo
Como lo hemos señalado en varias ocasiones, el problema de la coordinación de las acciones
individuales estuvo desde el principio en el centro de las preocupaciones de los
microeconomistas. Por ello su resolución necesita, de manera un tanto paradójica, una gran
centralización, bien sea por intermedio de una organización del tipo del subastador o por un agente que se distingue de los otros, por ejemplo un monopolio. Ello es una consecuencia
inevitable del hecho que se considere ofertas y demandas globales, resultantes de una multitud
de decisiones individuales.
Sin embargo, esta representación ultracentralizada es poco satisfactoria, sobre todo porque quienes veían e incluso todavía ven en tal imagen una descripción idealizada del “mecanismo
del mercado”. Además, hemos visto que no conduce a los resultados anticipados, en particular
el referido a la estabilidad del sistema y a la estática comparativa.
Frente a una situación como esta, un buen número de microeconomistas prestan hoy una
atención particular a las relaciones bilaterales e incluso multilaterales, pero, eso sí, con un número reducido de individuos. En este último caso, el análisis es particularmente difícil, en
tanto se debe considerar la formación de coaliciones entre los participantes; tales coaliciones
pueden hacer intervenir un número variable de participantes y ser de tipos muy diversos,
especialmente en lo referido a la distribución de los beneficios de ésta. Por tales razones los microeconomistas se refieren generalmente al caso de las relaciones bilaterales, lo que de
todas maneras les causa dificultades teóricas.
a) El monopolio bilateral.
Se dice que existe un monopolio bilateral cuando un sólo productor y un sólo comprador este
se encuentra en una situación de monopsonio se enfrentan; tal sería el caso de una
negociación salarial entre un sindicato y un patrón; o el caso de una central de compras frente
a un grupo de productores. Formalmente la situación del monopolio bilateral es del tipo de aquella que encontramos al
principio del capítulo 2, en donde nos preguntábamos sobre las modalidades de intercambio
entre dos individuos interesados. Constatamos, además, que se presenta una indeterminación
en tanto las tasas de intercambio le permiten a cada uno sacar partido de las transacciones que pueden tomar un gran número de valores todas las que se encuentran entre las tasas
consideradas como aceptables por los dos participantes. Recuérdese, que para resolver tal
indeterminación, el modelo de competencia perfecta supone la existencia de precios
publicados, es decir, un sistema de precios, que sirven como referencia a los candidatos a
efectuar intercambios. Esta hipótesis no se hace en el caso del monopolio bilateral pues se caería en el caso de la
competencia perfecta. En consecuencia, el problema esencial es el de la transacción, en el
marco de reglas mas o menos implícitas, que excluyen especialmente el empleo de la fuerza;
ahora su "resolución” depende del poder de negociación de cada uno, de la información
disponible etc. Ahora, incluso si las posiciones de intercambio mutuamente ventajosas se explotan completamente, ello no conduce a la determinación de una solución única; se puede
decir que máximo se logra un óptimo de Pareto por definición (cf. capítulo 3.2 A).
En la medida en que se presenta un número en general una infinidad de óptimos de Pareto,
relacionados con las “condiciones iniciales” del desarrollo de las transacciones, y en donde la forma de tal proceso determina la del óptimo alcanzado, el microeconomista dice que se
presenta la histéresis, término empleado generalmente para designar situaciones en las cuales
el estado final de un sistema no es independiente del proceso en este caso la transacción
considerado.
En tales condiciones el microeconomista busca las características de los óptimos de Pareto ...
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