A veces es demasiado tarde
Allí estaba Sirys, con solo doce años, mirándose en el reflejo del espejo del lavado, sobre el mismo está, a un lado el sharpie negro y al otro un frasco de pastillas. Su rostro parecía de porcelana no había emociones en su rostro, no parecía del todo tener vida, solo era una cara bonita de piel trigueña y ojos azules como el zafiro. Esos ojos la hacían resaltar delresto, hubo una vez que esos ojos parecían tener luz propia, pero hoy eran opacos y tristes. Sirys toco su corto pelo moreno, mal cortado, ella amaba su pelo largo, la había hecho sentir segura por mucho tiempo pero ahora solo era un recuerdo, las demonios, se lo habían cortado.
Estaba en la clase de matemáticas, esa siempre había sido su clase favorita, la maestra estaba enseñando geometríabásica, mientras Esther y Lucrecia la molestaban diciéndole cosas, que ya ella había aprendido a ignorar con el tiempo.
“Permiso Esther y Lucrecia, tienen algo que comentarle a la clase” dijo la profesora en un tono sarcástico.
“Maestra es que creemos que Sirys está sorda, porque le estábamos preguntando algo y ella no nos contesta” dijo Esther con tono de inocente.
“Si, eso me imaginaba, alguna deustedes dos puede decirme el resultado del ejercicio de la pizarra, ya que han estado tan atentas” el silencio, fue todo lo que se podía escuchar en el salón en ese momento, mientras que Esther y Lucrecia no hicieron más que bajar la cabeza. La maestra en tono firme: “Si ustedes señoritas creen que pueden mentirme de esa manera se equivocan, en vez de estar molestando a su compañera, yo mepreocuparía más por entender el material para el examen.” La maestra tomó un respiro “Sirys, me puedes decir el resultado de la altura del triángulo”.
“Siete” dijo Sirys en un susurro, tenía su pelo largo y como siempre que se ponía nerviosa estaba jugando con las puntas. La maestra le sonrió, de forma afirmativa.
“Muy bien…” la maestra continúo la clase, pero Esther y Lucrecia miraron a Sirys muy maly se susurraron algo entre ellas.
Cuando sonó el timbre Sirys fue la última en salir del salón, caminó entre los pasillos de jóvenes haciendo su cambio de clase, y no pudo anticiparlo. Varias niñas de su grupo la atraparon, debían ser como cinco, aunque Sirys se resistió eran muchas versus una, la arrastraron al cuarto de mantenimiento cerrando la puerta y allí la esperaba Esther con unatijera en la mano.
“AYUDA, AYUDENME” grito Sirys pero ella sabía en el fondo que nadie vendría, Lucrecia con una sonrisa malvada en su rostro le puso una cinta adhesiva en la boca y las otras chicas solo la aguantaban.
“A ti mi querida amiga Sirys, como que te hace falta un nuevo corte de cabello, tranquila que te quedara perfecto” Esther era una sádica, que solo buscaba alguien a quien jorobarle laexistencia y Sirys se convirtió en su víctima.
Ya había pasado una semana desde que su pelo era corto y aun no se acostumbraba. Miro el reloj eran casi las tres de la madrugada solo faltaban quince minutos para las tres en punto y sería entonces cuando debía tomar su decisión. Pero no pudo evitar mirar la marca de la piel quemada en su brazo, ya habían pasado tres días de eso aun recordaba elardor que había sentido.
Había llegado a su casa con su hermanita Julianna de la escuela, Julianna solo tenía siete años y era todo lo contrario de ella, era rubia, de tez clara pero los ojos de ambas eran azules, siempre tenía una sonrisa de oreja a oreja y le entusiasmaba ir a la escuela para compartir con sus amigos. Estaban en la casa, su madre no había hecho la comida como siempre, y estabaen su cuarto viendo novelas. Llevaba así desde que la despidieron de su trabajo y el último novio la dejo por otra. Se había olvidado de que tenía dos hijas y que la vida no había acabado, pero de nada valía que Sirys dijera algo porque ella nunca tenía tiempo para estar con sus hijas. Sirys estaba haciendo la comida, mientras que Julianna estaba coloreando en la sala, ya el aceite estaba...
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