A mi padre
¿Qué otro destino le cabe al hombre sino el llenar todo el camino con sus dolores, y beber su cáliz? Y puesto que este cáliz fue amargo al mismo Dios del cielo, cuando lo acercó a suslabios de hombre”
Johann Wolfgang Goethe
Este año ha pasado como un sueño tu partida.
Te has ido, lo sé… pero has dejado muchas huellas,
vestigios que guían la brega por la vida.
A cada instanteque existimos,
muchos testimonios, consejos y experiencias
asaltan a través del recuerdo,
tu imagen y tu ser
que son lecciones de vida.
La nostalgia nos cautiva
y viene hasta nosotros,
cualrayo de sol que empieza a salir por las pampas del oratorio,
muchas evocaciones:
como tus exhortaciones que heredaste del abuelo Tomás
que a punto de refranes, encaminó tu proceder;
las leccionesde maestro:
con la calidez y los espumeantes refrescos en Bagua Grande
con el rugir de la catarata de Jamingate en Paclas,
con sabor a queso fresco, a sombreros de lugareños patilludos enInguilpata,
con el aroma a café en Tambolic
y con la chicha casha casha en tu Luya querido.
Legiones de alumnos aún te recuerdan,
con las exigentes lecciones, sobre todo de ortografía
y de disciplinaférrea, si alguien no cumplía la tarea.
Pero fuiste más que todo ello,
hombre de bien:
bromático,
responsable,
solidario,
sensible,
cortés,
empático,
ascético,
amigable,
humilde con todos losque conociste y relacionaste
y un ser con mucha convicción a su línea política vapuleada
pero a la cual la defendías aun a costa de desdenes.
Todo esto fue lo mejor que nos heredaste,
tuexperiencia laboral,
ya sea de comerciante de perros: rumbo a Rioja;
ya sea de reparador de líneas: trepando los cerros;
de maestro de escuela en las zonas rurales
y de sencillo agricultor en tu chacrade Isidrohuayco
todo lo supiste volcar a nosotros tus hijos,
en cada coloquio:
en el desayuno que tomabas con su calentau,
quizá en un almuerzo o una cena,
donde solías compartir sendos...
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