trabajos
El Evangelio que acabamos de escuchar puede ser un arma de doble filo. Por un lado, es un aliciente para quienes se comprometen; y por otro, un consuelo para los flojos. Porque algunos somos rete chistosos y tomamos, sacadas de su contexto, las frases que nos convienen, y les damos un valor dogmático, como aquella de que “el obrero tiene derecho a su salario”. Uy, pero nonos digan que vayamos a anunciar el Evangelio, porque esa sí no era para mí. Será para aquellos que les gusta, que tienen tiempo, o que recibieron la vocación para eso. Uno cuando mucho podrá tomarse aquel mandato de “rogar al dueño de la mies que mande trabajadores a sus campos”. ¡Pues claro! Mientras no me mande a mí, yo rezo todo lo que quieran, con tal de que mande a otros.
Pero a quienespiensan así se les escapa un pequeñísimo detalle: que Jesús, a los mismos que les dijo que rogaran al dueño de la mies, enseguida les ordenó: “PÓNGANSE EN CAMINO”. O sea que una cosa no excluye otra, este es un imperativo que nos concierne a todos. ¿Quiere esto decir que tenemos que andar todos como andan los seminaristas en este mes, andando con su sotana por nuestras calles, tocando puertas yrepartiendo mensajes a las personas? ¡Insisto —podrías decir— que esto es algo sólo para quien recibió esa vocación! No todos pueden ser apóstoles… ¿o sí?
Estás en lo cierto, no todos pueden ser apóstoles… pero da la casualidad que Jesús no hizo este mandato a los apóstoles, sino a un grupo distinto y mucho más numeroso, de 72 discípulos, que nos representan a todos nosotros, los cristianos “de apie”. ¿Y qué es lo que nos manda? Tranquilo, al menos en este pasaje no dice: “¡Prediquen! ¡Hagan propaganda! ¡Pónganse a gritar en el mercado y a dar mensajes en los camiones…! No… lo único que nos pide es “ponernos en camino”, ir a nuestros quehaceres diarios a las escuelas, fábricas, oficinas, tribunales, hogares… y seguir ciertas instrucciones para preparar, con el testimonio de nuestra vida,la llegada de Jesús.
En primer lugar, los manda de a dos, ya que sabe que sin hacer comunidad con otros creyentes, no podremos perseverar, o fácilmente nos desviaremos hacia el protagonismo o la tibieza. Qué importante es tener siempre cerca al que te escucha, te conoce, y porque te quiere te corrige. El buen cristiano no es aquel que las puede y las sabe de todas todas, sino aquel que desde sufragilidad e insuficiencia puede tanto ayudar como necesitar de otros, y sólo en esto se puede vivir el más importante de los mandamientos y el más convincente de los testimonios: el amor. Y en este caso se aplica aquello de que el amor no son dos que se miran uno al otro, sino dos que miran en la misma dirección. Por lo mismo, no excluyamos que al hablar de parejas, Jesús se esté refiriendotambién al matrimonio. ¡Qué gran testimonio es ver a los matrimonios cristianos juntos, disfrutando de su compañía, creciendo, gozando, sufriendo, trabajando… pero juntos! En cambio aquellos que parecen no necesitarse, no extrañarse, sino más bien estorbarse… aunque cada quien por su lado haga cosas buenas, su testimonio resulta incompleto.
La advertencia que sigue va para todos: somos enviados“como ovejas en medio de lobos”. Tanto entonces como ahora el ambiente es adverso y resulta muy fácil ser devorado por la mentalidad predominante. Claro, esto se refiere a aquellos que han elegido tomarse en serio su fe y vivir en coherencia con ella. A quienes de plano han pactado con la mediocridad y su fe no le sirve más que de amuleto o de adorno, a esos el mundo no los molesta. Pero cuando seencuentran con un servidor público que se niega a hacer malos manejos, a un médico que se rehúse a realizar acciones contra la vida, a un profesionista que respete íntegramente su ética profesional, a un joven que decide vivir su noviazgo en castidad, o a cualquiera que no acceda a consentir ninguna acción inmoral, aunque eso le cueste perder dinero, prestigio o amistades… a esos, el mundo los...
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