Septimo
Necesitábamos de todo para la cocina: carnes, jamones, leche y queso; trigo, avena, cebada y centeno; zanahoria, nabo y rábano; ajo, cebolla, ají y perejil; mango, aguacate y piña.
Tenemos en circulación tres vehículos de transporte: un camión para equipos pesados; una camioneta,no tan nueva pero en buenas condiciones, para la distribución urbana; un automóvil, con sólo dos años de uso, para el traslado de nuestro agente-vendedor.
Cantaban las aves; el campo se alegraba; el ambiente cobraba color, movimiento y frescura.
El hombre se sentó sobre la roca; contempló el río, los arbustos y los grandes árboles; miró, a lo alto, las nubes y la luna roja.La batalla está en los talleres; la gloria, en la paz; el templo, en toda la tierra; el poema, en la naturaleza.
Me esforcé mucho; el trabajo, no obstante, quedó incompleto.
La palabra refleja nuestra vida interior; revela, por decirlo así, la intimidad de nuestra conciencia; es, pues, parte de nosotros mismos.
El director leía la prensa; el administrador ojeaba las revistas, los boletines y los partes; el secretario abría los sobres, revisaba los telegramas y separaba las cartas; yo, mirándolos a ellos, esperaba órdenes, quizás urgentes, para empezar la tarea cotidiana.
Pensábamos comprar lo siguiente: manzanas, uvas, peras y aguacates; cuadernos y otros útiles escolares; calcetines negros, grises, celestes y blancos; y algunas cosas más, pues ese día teníamos suficiente dinero.
La mano traíaalpistes sin nombre, alcaparras de azufre, ajíes minúsculos; bejucos que tejían redes entre las piedras; matas solitarias, de hojas velludas, que sudaban en la noche; y lianas rastreras, que se trababan, lejos del sol, en babeantes marañas.
Nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que seabrevió el asalto por el camino que abrió la artillería; y se observó que ninguno, de tantos como fueron deshechos en este adoratorio, se rindió a la merced de los enemig
No podíamos culpar a los que en ese momento estaban limpiando y ordenando el lugar; puesto que ya habían pasado por ahí los del segundo y tercer nivel.
Tendríamos tiempo, sin duda, para visitar Santiago, Soná, Atalaya yCalobre; pues permaneceríamos en la provincia dos días más.
Recogimos todas las cosas viejas y nuevas que había en la casa; pero tuvimos que esperar por espacio de ocho horas hasta cuando fueron a buscarnos.
Salieron los soldados a medianoche y anduvieron nueve horas sin descansar; mas el fatal estado de los caminos malogró la empresa.
Comparó la civilización europea con la...
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