Sabes Q Eres Mi Vida

―Sabes que eres mi vida― Me decía mi ángel todo el tiempo.
Yo sólo sonreía y bajaba el rostro para ocultar un sonrojo.
Nunca imaginé que un demonio como yo terminaría robándose el corazón del ángel más hermosa y perturbado de toda la bóveda celeste y todos se podían morir de la envidia, porque era mía y de nadie más.
¿Perturbado?
Sí, perturbado.
Según mi ángel yo aparecí en su vida humanajusto cuando estaba a punto de desertar para regresar al cielo. Aparecí y le devolví la vida que creía perdida. Para ser completamente honesto, no sé que fue lo que hice para salvarlo pero estoy feliz de haberlo hecho.

Un día mi ángel perdió sus cabales, no sabía que hacer ni como hacerlo, no hablaba, no se movía, no pensaba…y yo no entendía que le sucedía.
―Tengo que regresar al cielo―Reveló sin mirarme.
Casi pude escuchar como algo dentro de mí se rompía.
―¿Cómo que tienes que regresar al cielo?― Pregunté con la voz quebrada.
―Mi tiempo aquí ya se acabó, debo regresar― Repitió apretando los puños.
El aire me empezó a faltar y terminé jadeando. Un vacio se formó en mi estomago y los ojos se me llenaron de lagrimas.
¡Que egoísta!

―Tu ángel tiene que regresar al paraísoy te pones a llorar, ¿Qué clase de amor le tienes?― Comentó una voz insensible dentro de mi cabeza.
La tristeza no me dejó responder y un fuerte silbido me aturdió.
―Vamos amor― Ordenó mi ángel y, tomándome de la mano, me sacó del lugar para que tomara aire.
Apenas nos encontramos solos me desplome sobre mis rodillas y lloré inconteniblemente.
No quería que se fuera, no podía vivir sinélla, no me importaba que tan egoísta sonara eso; yo era SU vida, no podía abandonarme así como así.

Sus cálidos brazos me rodearon y me acunaron.
―No llores― Susurró dándome un beso en la coronilla ―No sufras por mi, sólo soy un ángel― Agregó apretándome contra su pecho.
―Eres mi ángel…―Respondí entre lágrimas.
No dijo nada, élla sabía a que me refería y estaba sufriendo como yo.
―¿Quépuedo hacer? Dime, ¿Qué quieres que haga?― Preguntó con desespero levantando mi rostro por la barbilla.
Sus ojos, tan tristes como los míos, me descolocaron por un momento dejándome sin aire de nuevo. Desvié la mirada en busca de claridad.
Era tan fácil pedirle que se quedara, sólo tenia que abrir la boca y pronunciarlo en voz alta pero…¿de verdad tenia derecho de exigirle algo?

Desde que laconociera mi esencia de demonio se fue disminuyendo hasta casi desaparecer, oculta muy dentro de mi no sentía la necesidad de liberarla, estaba feliz con élla y no quería arruinar todo con mi pecadora alma pero, en ese momento, quería estallar.
Dios…ese bastardo que siempre arruina la felicidad de los humanos, ese desgraciado que no tenía reparo en romper relaciones, quebrantar familias, acabarcon vidas…ese mismo quería ahora arruinar MI felicidad.
Podía sentir como el odio hacia mecha en todas y cada una de mis células demoniacas, como crecía y me daba alientos para todo.
―Cálmate mi amor― Pidió mi ángel escondiendo mi rostro en el hueco que se formaba entre su cuello y su hombro, justo en la clavícula donde su perfume me ahogó y me supo a gloria.
―¿Cómo puedo calmarme?― Inquirípasando mis brazos por su espalda para encadenarla a mi para siempre.
―No ganas nada con la ira― Me recordó.
―Pregúntame si me importa― Repliqué de inmediato.
Con delicadeza pero con brusquedad para el momento, lo separé de mi y me puse de pie.
―No quiero que te vayas― Manifesté. El odio me había dado la voluntad para pedirlo.
Ya no estaba triste, estaba furioso.
―Sabes que no puedohacer eso― Contestó inexpresivo.
Me ahorré la bofetada enterrándome las uñas en las palmas.
―¿Lo pones por encima de mi?― Cuestioné descontrolado.
De nuevo, no dijo nada.
Por simple orgullo, por sentido de supervivencia, por miedo a sentir más dolor, levante el rostro y lo miré con altivez.
―Perfecto, que sean muy felices― Espeté y, dándome media vuelta, empecé a caminar lejos de élla....