Reflexiones sobre educación

La sociedad de los poetas muertos

MARIA AUXILIADORA PALACIOS PAREDES

Reflexiones sobre educación: el desafío del cambio
María Auxiliadora Palacios Paredes
Durante la última década del siglo XX, si bien la economía se ha modificado sensiblemente, la estructura y la función del sistema educativo norteamericano siguen siendo aproximadamente las mismas. Pero comienza advertirse una sensaciónde de crisis en torno de la enseñanza… Sin embargo, el quid de la cuestión es que la enseñanza no ha cambiado para peor, sino que simplemente no ha cambiado. Reich, 1993

Es innegable que muchos de aquellos profesores que fueron forjados con la verticalidad de la pedagogía tradicional -hace cuarenta y más años- procuran transferir consciente o inconscientemente los esquemas rígidos y paradigmasdecimonónicos con los que fueron construidos; y -hay que reconocerlo- existe también otro sector de profesores, que contentos y cómodos con el lugar todopoderoso e infalible que le asignó el tradicional magistero-centrismo, asume y ejerce el papel de rectores y encausadores de los actos, pensamientos, gustos y afectos de los estudiantes. Seguros como se sienten dentro del orden instituido, no esextraño que todos de ellos, convencidos de sus atribuciones y beneficios, se nieguen rotundamente a revisar la validez de su conducta. Los prejuicios y sanciones ejercidas por el magistero-centrismo abarcan toda la esfera vivencial de los estudiantes porque desconoce su individualidad y más aún: su personalidad, su derecho a disentir y a expresarse desde sí mismo y sus experiencias, desde susparticulares conocimientos, desde su libertad estética. Ignorantes de lo que acontece en nuestro alrededor, el maestro tradicional no se pone “a tono con la época”, piensa que el mundo “normal” es aquel que se acomoda a la ficción de su burbuja “provinciana”. Entonces piensa que todo lo que no es políticamente tolerable y aceptable porque no está de acuerdo con el criterio normado del “stablishment “debe ser reprimido y extirpado. Así generaliza, resuelve y sanciona: todos los pandilleros son delincuentes , los que usan aretes son afeminados, las que usan pantalones son lesbianas (por lo tanto delincuentes de la virtud y la moral), los que tienen tatuajes son sujetos peligrosos… que hay que excluirlos del sistema educacional y de la sociedad (a lo mejor son ellos los autoexcluidos, hace tiempoy no se han percatado de ello). El magistero-centrismo decide y actúa sin reflexionar, sin cuestionar si las acciones y decisiones son ante todo justas y no solo normales (apegadas a la norma, que no es lo mismo que justas); así emite reglamentos, ordena conductas, conmina comportamientos y estéticas fundamentados en el prejuicio, sin poner atención a los requerimientos, las circunstancias, lasnecesidades y las verdades de los otros. El maestro de la escuela tradicional no sólo es reacio a investigación y a la renovación de conocimientos como fuente de criterios que induzcen al análisis de situaciones y al

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discernimiento, también se niega a la empatía y a la simpatía1 porque considera que lo fundamental esimponer las normas convencionales haciendo uso de posiciones de poder, así jamás se preocupa por si sus decisiones y acciones tienen fundamentos valederos y, desdeña -como modas foráneas- lo que aconsejan las mentes científicas de las ciencias sociales, la pedagogía y la sicología. Todo aquello que irrumpe y rompe con los convencionalismos forjados por la escuela sirvienta de la sociedad industrial,en la “sapientísimo y moralísima ” experiencia del maestro vertical es “outsider”2. Por eso impone las normas que favorecen la educación para domesticación, típicas de la Sociedad post industrial; y el resultado es la homogeneización y uniformización heredada de la “segunda ola”3 que se proyecta a la conformación de trabajadores en serie, uniformados en serie, obedientes, receptivos, pasivos,...