La Psicología como disciplina ha estado atravesada por la dimensión política en su rol fundamental de intervenir sobre las poblaciones para propósitos de la gestión de lo social. El dilema del "¿paraqué?" y "¿desde dónde?" ponía en jaque precisamente esta dimensión en la década del sesenta y setenta del siglo pasado. Entonces se empezaba a cuestionar el rol político del psicólogo/a en losdistintos proyectos de administración y gobierno de los sistemas sociales. Sin embargo, todo parece indicar que el régimen disciplinario ha permanecido incólume, especialmente en virtud de la gestión de lasorganizaciones profesionales y las gestiones a favor de la reglamentación y estandarización de las prácticas psicológicas. Ha persistido un "algo" que continua rescatándose como saber disciplinariocon su conjunto de métodos, técnicas y fórmulas, aún cuando no hubiera consenso con respecto a qué es era ese "algo". Es decir, ese "algo" se ha construido de múltiples formas y muchas veces encontradicción unas con otras.
En la contemporaneidad nos confrontamos con un panorama complejo. Por un lado, se cuestiona el rol de las universidades, su misión y su ubicación política y, a la par, sepone en jaque el saber disciplinario. Por el otro lado, la intersección global/local - que algunos han querido llamar lo "glocal" - plantea un imaginario de sujeto que desestabiliza los entendidos -siempre precarios - de lo que es el sujeto como objeto psicológico. Encaramos la necesidad de nuevos abordajes teóricos y metodológicos, así como reconsiderar críticamente los viejos paradigmas ypropuestas investigativas. No obstante, para asumir esta agenda en la gestión de los programas académicos institucionales en el lado de las
Ciencias Sociales y de la Psicología en particular, sereconocen las fuentes que sirven de muros de contención para permitir que la misma se adelante. De un lado, el reduccionismo- principalmente biologista- y de otro, la conversión del saber en instrumento...
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