MIII U2 Actividad 1
Junto a un bosque muy grande vivía un pobre leñador con su mujer y dos hijos; el niño se llamaba Hänsel, y la niña, Gretel.
Apenas tenían qué comer, y en una época de carestía que sufrió el país.
Estaba el leñador una noche en la cama, cavilando y revolviéndose, sin que las preocupaciones le dejaran pegar el ojo; finalmente, dijo, suspirando, a su mujer:
- ¿Qué va a ser denosotros? ¿Cómo alimentar a los pobres pequeños, puesto que nada nos queda?.
- Se me ocurre una cosa -respondió ella-. Mañana, de madrugada, nos llevaremos a los niños a lo más espeso del bosque. Les encenderemos un fuego, les daremos un pedacito de pan y luego los dejaremos solos para ir a nuestro trabajo. Como no sabrán encontrar el camino de vuelta, nos libraremos de ellos.
Los dos hermanitos, aquienes el hambre mantenía siempre desvelados, oyeron lo que su madrastra aconsejaba a su padre.
cuando los viejos estuvieron dormidos, levantóse, púsose la chaquetita y salió a la calle por la puerta trasera. Brillaba una luna esplendorosa y los blancos guijarros que estaban en el suelo delante de la casa, relucían como plata pura. Hänsel los fue recogiendo hasta que no le cupieron más en losbolsillos.
A las primeras luces del día, antes aún de que saliera el sol, la mujer fue a llamar a los niños:
- ¡Vamos, holgazanes, levantaos! Hemos de ir al bosque por leña-.
Y dando a cada uno un pedacito de pan, les advirtió-: Ahí tenéis esto para mediodía, pero no os lo comáis antes, pues no os daré más.
Pero lo que estaba haciendo Hänsel era ir echando blancas piedrecitas, que sacaba del bolsillo, alo largo del camino.
Hänsel y Gretel reunieron un buen montón de leña menuda. Prepararon una hoguera, y cuando ya ardió con viva llama, dijo la mujer:
- Poneos ahora al lado del fuego, chiquillos, y descansad, mientras nosotros nos vamos por el bosque a cortar leña. Cuando hayamos terminado, vendremos a recogeros.
Cuando ya era noche cerrada y la luna estuvo alta en el cielo, el niño, cogiendo dela mano a su hermanita, guiase por las guijas, que, brillando como plata batida, le indicaron la ruta. Anduvieron toda la noche, y llegaron a la casa al despuntar el alba.
A la madrugada siguiente se presentó la mujer a sacarlos de la cama y les dio su pedacito de pan, más pequeño aún que la vez anterior. Camino del bosque, Hänsel iba desmigajando el pan en el bolsillo y, deteniéndose de trecho entrecho, dejaba caer miguitas en el suelo.
Cuando salió la luna, se dispusieron a regresar; pero no encontraron ni una sola miga; se las habían comido los mil pajarillos que volaban por el bosque.
Anduvieron toda la noche y todo el día siguiente, desde la madrugada hasta el atardecer, sin lograr salir del bosque; sufrían además de hambre, pues no habían comido más que unos pocos frutos silvestres,recogidos del suelo.
Y amaneció el día tercero desde que salieron de casa, hasta llegar a una casita, en cuyo tejado se posó; y al acercarse vieron que la casita estaba hecha de pan y cubierta de bizcocho, y las ventanas eran de puro azúcar.
Se encaramó el niño al tejado y rompió un trocito para probar a qué sabía, mientras su hermanita mordisqueaba en los cristales. Entonces oyeron una voz suaveque procedía del interior.
Abriese entonces la puerta bruscamente, y salió una mujer viejísima, que se apoyaba en una muleta.
La vieja aparentaba ser muy buena y amable, pero, en realidad, era una bruja malvada que acechaba a los niños para cazarlos, y había construido la casita de pan con el único objeto de atraerlos.
Cuando uno caía en su poder, lo mataba, lo guisaba y se lo comía; esto erapara ella un gran banquete.
Entonces Gretel, de un empujón, la precipitó en el interior del horno y, cerrando la puerta de hierro, corrió el cerrojo.
Corrió Gretel al establo donde estaba encerrado Hänsel y le abrió la puerta, exclamando: ¡Hänsel, estamos salvados; ya está muerta la bruja!.
Y como ya nada tenía que temer, recorrieron la casa de la bruja, y en todos los rincones encontraron cajas...
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