Mensaje Misiones
Compártelas, pues alguien las compartió contigo
La mayoría de nosotros hemos tenido la oportunidad, desde hace muchos años, de tener conocimiento acerca de Dios, de la salvación y la gracia que tenemos todos aquellos que creemos en Jesucristo. Unos cuantos de nosotros hemos tenido la dicha de nacer y crecer en el evangelio. Hemos estado escuchando acerca de estas cosas incluso antes de quetuviéramos la capacidad de entender palabra alguna. Pero este no es el caso de todos.
Parece que se nos olvidara que dentro de nuestras congregaciones muchos de los que noche tras noche llamamos hermanos alguna vez fueron personas inconversas, completamente ajenas a la Palabra de Dios y que vivían fuera de la voluntad de esa palabra. Alrededor nuestro hay hombres y mujeres de Dios que han llegadoa los pies de Cristo luego de una vida entera de sufrimiento y dolor, luego de una vida de maldad y pecado. Almas con un valor inmensurable que un día vivían en completa obscuridad, pero que de momento les llegó la luz de Cristo. ¿Cómo y porqué razón sucedió esto? ¿A qué se debe que esas personas estén en la iglesia hoy en día? A que alguien en algún momento compartió con ellos las buenasnoticias de salvación.
Todos los seres humanos tenemos en nosotros el sentido de eternidad, de que la vida no acaba con la muerte, sino que hay algo más allá de esta vida. Eclesiastés 3:11 lo ilustra claramente; “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin”.
De igualmanera todos aquellos que son inconversos viven con un sentimiento de culpa del cual no tienen explicación. Todos cuentan con una conciencia que les hace sentir que se encuentran haciendo lo malo, Jeremías 31:33 “Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;”.
La gente necesita algo más en susvidas. Todo lo que el mundo tiene para ofrecer, carros, trabajos, lujos, placeres, etc., son insuficientes para llenar el vacío profundo que tiene el corazón del hombre y la mujer que no conocen a Dios. En los tiempos que estamos viviendo la vida pareciera no tener valor. Vale lo mismo vivir que no vivir. Lo vemos cuando escuchamos de hombres y mujeres de diferentes edades que optan por el suicidiocomo una manera fácil y desesperada para salir de sus problemas, o porque simplemente ya no quieren seguir viviendo. Todas las semanas escuchamos de asesinatos en nuestra isla ya sea por crímenes pasionales o por guerras de drogas.
El asunto es que hay algo que tú y que yo podemos hacer al respecto. Es absolutamente sorprendente la indiferencia que en ocasiones nos puede invadir. Vemos a aquelque necesita y no buscamos como ayudarle. Vemos a aquel que está pasando por dolor y angustia, y ni siquiera nos preocupamos por presentarle en oración, que es lo menos que podemos hacer pero una de las cosas más importantes y necesarias. Jesús, hablando de sí mismo, nos dice en Lucas 4: 18-19 lo que era su misión para la que fue enviado. “El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me haungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor”.
Tu y yo no somos más que embajadores y representantes de Cristo. Por lo tanto Su misión, es nuestra misión. No nos toca morir por los pecados de la humanidad, yaCristo lo hiso, pero si nos toca hablar de él a las almas y amarlas según el las amó y las ama.
En ocasiones pudiese parecer que menospreciamos o tenemos por poco el poder que tiene la Palabra de Dios, el poder que tiene el evangelio de Jesucristo para transformar las vidas y los corazones de aquellos que parecen no tener esperanza. Tan solo mire a su alrededor. Cuantos de nuestros hermanos en...
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