Matar o dejar morir
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Spaemann, Robert
¿Matar, o dejar morir?
Cuadernos de Bioética, vol. XVIII, núm. 1, enero-abril, 2007, pp. 107-116
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
Murcia, España
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=87506205
Cuadernos de Bioética,
ISSN (Versión impresa):1132-1989
bioética@um.es
Asociación Española de Bioética y Ética Médica
España
¿Cómo citar?
Número completo
Más información del artículo
Página de la revista
www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
¿Matar, o dejar morir?
¿MATAR, O DEJAR MORIR?*
Robert Spaemann
(Traducción del alemán: José María Barrio Maestre)
La situaciónactual de la civilización
La perplejidad por las tesis de Peter
Singer y su ruptura del tabú sobre la
eutanasia, dominante desde 1945, ha
ido abriendo una reflexión acerca de los
motivos que han llevado a abandonar
ese tabú.
En primer término, tropezamos con
la situación demográfica de los países
occidentales industrializados. Este estado de cosas históricamente no tiene
parangón posible. El desarrollode la
Medicina conduce a que haya cada vez
más personas mayores de edad, y al mismo tiempo los medios de comunicación
que forman la opinión pública propagan
desde hace décadas un estilo de vida según el cual pronto habrá cada vez menos
personas jóvenes para poder alimentar a
los mayores. La «píldora», como siempre
pudo suponerse, favorece esa tendencia.
Además, el llamado acuerdo generacional,que lamentablemente se concibe no
entre tres sino entre dos generaciones,
privilegia económicamente a quienes
∗
«Toten oder Sterbenlassen?», originalmente publicado en Aufklärung und Kritik, Sonderheft 11 /2006, pp. 80-88.
Cuad. Bioét. XVIII, 2007/1ª
prefieren dejarse mantener en la edad
de los hijos de otra gente. Si las cosas
siguen así, cabe esperar que estas personas no se sientan entusiasmadasante
tal perspectiva.
Pronto se llegará a esto. Sería ingenuo
ver como casual que justamente en este
momento y precisamente en esos mismos países industriales de Occidente se
legalice la muerte de personas enfermas
o ancianas o que se exija que empiece a
discutirse en serio esa posibilidad. En
este contexto no hace falta justificar la
eutanasia con la excusa de la situación
demográfica. Inclusosería contraproducente que esa relación desarrollara toda
su latente sinergia. Tampoco los psiquiatras que durante el III Reich ejecutaban
el programa homicida de eutanasia
argumentaban desde el punto de vista
sociopolítico, sino desde los intereses
vitales «bien entendidos» del individuo.
«Vida carente de valor» era el lenguaje
empleado en aquella época; vida que
para quien ha de vivirla ya nomerece
ser vivida. Y la película «Yo acuso» (Ich
klage an), que con la supervisión de Joseph
Goebbels buscaba promocionar el programa de exterminio, acuñó el término
narcotizante de «muerte a petición». La
107
Documentos
muerte debía aparecer como un acto de
amor y compasión, como ayuda «a una
muerte digna».
Probablemente hoy ya no existe
ningún grupo de poderosos que instrumentalice conscientementela compasión
al servicio de una estrategia de política
demográfica. Pero hay situaciones de intereses objetivos. Hay tendencias que son
resultado de esas situaciones de interés,
y exigencias cuya expectativa reside en
que ésta acabe respondiendo a dichas
tendencias. También hay «ambientes
propicios».
Dos factores refuerzan la plausibilidad de la exigencia de legalizar la
eutanasia. En primer lugar,el considerable aumento de las posibilidades de
prolongar la vida artificialmente. La
vieja fórmula de la ética profesional
según la cual el médico siempre ha de
hacer todo lo que pueda para impedir
la muerte —lo que no significa otra cosa
que demorarla— se torna problemática,
si ese poder sobrepasa una determinada
medida. Desde luego, las prótesis pueden sustituir las funciones vitales de un...
Regístrate para leer el documento completo.