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Hace 14 años, en 1999, elporcentaje de católicos en la población adulta costarricense era de un 73 % y la cuota de la comunidad evangélica ascendía a un 6%, la mitad de lo que tiene hoy. Era el siglo pasado.
A pesar de losproblemas típicos de una institución tradicional y las adversidades originadas fuera y dentro de la ella, la Iglesia posee un apoyo suficiente para mantener la relevancia en el país.
Incluso, ahora,con el papa Francisco recién nombrado en el Vaticano y sus gestos de sencillez, hay una opción de recuperación de fieles. Lo dijo la joven Gilda, pero también se ve desde fuera.
“Quizá eso provoqueun impacto, un reverdecimiento como el que ya se ha visto en otros países de la región antes del nuevo Papa”, dijo Juan Luis Calvo, presidente de la Alianza Evangélica Costarricense, voz de esapoblación cristiana protestante, el 12% de los ciudadanos.
Lo evidente es que la Iglesia católica perdía fieles y parece haber detenido esa fuga, aunque continúen en la sociedad el boom de ideasliberales y de cambios en las dinámicas de la comunidad. Ya el sacerdote no es la única voz con micrófono y tampoco puede circular por los barrios sin topar con las verjas de los condominios de moda.
LaIglesia se sostiene pese a sus escándalos sexuales y económicos fuera del país, pero también aquí conocidos en la última década.
Tras tener aprobación del 82% de la población en 1998, cayó al 44%...
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