libro del economista camuflado ataca de nuevo
¿Por qué pagas en Starbucks por una taza de café
el triple de lo que pagarías en cualquier bar? A
partir de esta sencilla pregunta Tim Harford, uno
de los economistas más prestigiosos del mundo, se
convierte en un detective que nos enseña a seguir
las pistas para averiguar cómo funciona el mundo.
Porque tú quizá creas que estás ante un simple
capuchino, pero el economista veotra cosa: ese
capuchino refleja el producto de un sistema de una
complejidad asombrosa. Él puede explicar cómo
funciona un sistema como éste, cómo las empresas
intentarán explotarlo y cómo tú, como consumidor,
puedes protegerte.Un libro divertido, ameno y
accesible para comprender el mundo a través de la
economía de las pequeñas cosas.
TIM HARFORD
El economista camuflado ataca denuevo
Traducción de Liliana Mabel Resnik
Temas de hoy
Sinopsis
¿Por qué pagas en Starbucks por una
taza de café el triple de lo que pagarías
en cualquier bar? A partir de esta
sencilla pregunta Tim Harford, uno de
los economistas más prestigiosos del
mundo, se convierte en un detective que
nos enseña a seguir las pistas para
averiguar cómo funciona el mundo.
Porque tú quizá creasque estás ante un
simple capuchino, pero el economista
ve otra cosa: ese capuchino refleja el
producto de un sistema de una
complejidad asombrosa. Él puede
explicar cómo funciona un sistema como
éste, cómo las empresas intentarán
explotarlo y cómo tú, como consumidor,
puedes protegerte.Un libro divertido,
ameno y accesible para comprender el
mundo a través de la economía de laspequeñas cosas.
Título Original: The undercover economist
Traductor: Mabel Resnik, Liliana
©2005, Harford, Tim
©2008, Temas de hoy
ISBN: 9788416029013
Generado con: QualityEbook v0.75
Para Herbie
Introducción
1. Un aparato estrafalario
London School of Economics, pocas semanas
antes de la Navidad de 1949. Está a punto de ser
inaugurado el seminario Lionel Robbins,
prestigiosoevento situado en la vanguardia del
pensamiento económico de la posguerra.
Reclutando a futuros premios Nobel como
Friedrich Hayek, John Hicks, Arthur Lewis y
James Meade, Robbins, todo un gigante de la
economía, ha logrado que la LSE compita con el
Cambridge de John Maynard Keynes, pero este
seminario será distinto porque Meade ha
convencido a Robbins de que invite a un orador
insólito,un neozelandés bajito, tímido, fumador
empedernido y estudiante entrado en años que
acaba de fracasar en su intento de licenciarse en
sociología con matrícula de honor.
Pero no es este personaje, ni su sempiterno
cigarrillo, el centro de todas las miradas. El
protegido de James Meade lleva consigo un
aparato fuera de lo común, un artilugio digno del
profesor Franz de Copenhague queparece un
parque infantil para peces (aunque no contenga
ninguno). Se compone como mínimo de media
docena de cubetas de plexiglás unidas por un
laberinto de tubos, diques y compuertas y llenas de
agua teñida de rosa cochinilla. Parece la creación
de un científico loco a quien hubieran pedido
diseñar un reloj de agua. Todo el mundo se
pregunta qué tendrá que ver con los estudios
económicos,pero la fuerza de la curiosidad ha
congregado a muchos de los mejores economistas
de la institución, dispuestos a asistir con
desconcierto, por no decir con ánimo de burla, a lo
que promete ser una presentación estrafalaria.¹
El objeto de tan repentina atención es Alban
Williams Bill Phillips, nacido treinta y cinco años
antes en una granja lechera de Te Rehunga, Nueva
Zelanda. Su padre,Harold, equipó a la granja de
un váter con cadena, un generador alimentado por
un molino de agua y luz eléctrica mucho antes de
que las otras granjas del entorno dispusieran de
alguna de esas maravillas. Como resultado de ello
Bill Phillips y sus hermanos podían quedarse
leyendo hasta altas horas de la noche, o al menos
hasta el apagón decretado por Harold, quien al
accionar una palanca...
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