LA VIDA
con que ensalzáis la más ilustre vida.
Por más que deis, jamás seréis menguada,
y menos cuando os den todos tributo,
con él vendréis a veros más crescida.
Primero libro de Galatea
Mientras que al triste, lamentable acento
del mal acorde son del canto mío,
en eco amarga de cansado aliento,
responde el monte, el prado, el llano, el río,
demos alsordo y presuroso viento
las quejas que del pecho ardiente y frío
salen a mi pesar, pidiendo en vano
ayuda al río, al monte, al prado, al llano.
Crece el humor de mis cansados ojos
las aguas deste río, y deste prado
las variadas flores son abrojos
y espinas que en el alma s'han entrado.
No escucha el alto monte mis enojos,
y el llano de escucharlos se ha cansado;
y así, un pequeño alivioal dolor mío
no hallo en monte, en llano, en prado, en río.
Creí que el fuego que en el alma enciende
el niño alado, el lazo con que aprieta,
la red sotil con que a los dioses prende
y la furia y rigor de su saeta,
que así ofendiera como a mí me ofende
al subjeto sin par que me subjeta;
mas contra un alma que es de mármol hecha,
la red no puede, el fuego, el lazo y flecha.
Yo síque al fuego me consumo y quemo,
y al lazo pongo humilde la garganta,
y a la red invisible poco temo,
y el rigor de la flecha no me espanta.
Por esto soy llegado a tal estremo,
a tanto daño, a desventura tanta,
que tengo por mi gloria y mi sosiego
la saeta, la red, el lazo, el fuego.
Esto cantaba Elicio, pastor en las riberas de Tajo, con quien naturaleza se mostró tan liberal,
cuantola fortuna y el amor escasos, aunque los discursos del tiempo, consumidor y renovador de
las humanas obras, le trujeron a términos que tuvo por dichosos los infinitos y desdichados en que
se había visto, y en los que su deseo le había puesto, por la incomparable belleza de la sin par
Galatea, pastora en las mesmas riberas nacida; y, aunque en el pastoral y rústico ejercicio criada,
fue de tanalto y subido entendimiento, que las discretas damas, en los reales palacios crescidas y
al discreto tracto de la corte acostumbradas, se tuvieran por dichosas de parescerla en algo, así en
la discreción como en la hermosura. Por los infinitos y ricos dones con que el cielo a Galatea había
adornado, fue querida, y con entrañable ahínco amada, de muchos pastores y ganaderos que por
las riberasde Tajo su ganado apascentaban; entre los cuales se atrevió a quererla el gallardo
Elicio, con tan puro y sincero amor cuanto la virtud y honestidad de Galatea permitía.
De Galatea no se entiende que aborresciese a Elicio, ni menos que le amase; porque a veces,
casi como convencida y obligada a los muchos servicios de Elicio, con algún honesto favor le subía
al cielo; y otras veces, sin tenercuenta con esto, de tal manera le desdeñaba que el enamorado
pastor la suerte de su estado apenas conoscía. No eran las buenas partes y virtudes de Elicio para
aborrecerse, ni la hermosura, gracia y bondad de Galatea para no amarse. Por lo uno, Galatea no
desechaba de todo punto a Elicio; por lo otro, Elicio no podía, ni debía, ni quería olvidar a Galatea.
Parescíale a Galatea que, pues Eliciocon tanto miramiento de su honra la amaba, que sería
demasiada ingratitud no pagarle con algún honesto favor sus honestos pensamientos. Imaginábase
Elicio que, pues Galatea no desdeñaba sus servicios, que tendrían buen suceso sus deseos. Y
cuando estas imaginaciones le aviva[ba]n la esperanza, hallábase tan contento y atrevido, que mil
veces quiso descubrir a Galatea lo que con tantadificultad encubría. Pero la discreción de Galatea
conoscía bien, en los movimientos del rostro, lo que Elicio en el alma traía; y tal el suyo mostraba,
que al enamorado pastor se le helaban las palabras en la boca, y quedábase solamente con el
gusto de aquel primer movimiento, por parescérle que a la honestidad de Galatea se le hacía
agravio en tratarle de cosas que en alguna manera pudiesen...
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