La vida es como un rio
Pocas veces, por no decir que nunca, un río lleva su agua en línea recta.
Él. según sea su naturaleza, diseña su propio cauce y en ese trayecto se desplaza superando obstáculos por doquier. De hecho, arrastra piedras en su camino.
Cuando forma curvas, ellas lo conducen hacia mejores desembocaduras.
También sus aguas caen de manera precipitada generando singularescascadas que, si bien ‘asustan’ por la gran corriente que generan, al final nos regalan un hermoso panorama.
Él nunca pasa dos veces por el mismo lugar, no deja de correr y, por supuesto, va de atrás para adelante.
Durante las llamadas épocas de verano, algunos se atreven a decir que se seca; pero, ¡no hay tal! Lo que hace es resguardarse de los fuertes tiempos de sequía.
Al llegar el inviernoretumba con todas sus fuerzas. No obstante su furia, una vez se calma, el río se ve más limpio, más amplio, más largo y más generoso con los demás.
Desde su propio manantial hasta cuando “muere” en el inmenso mar, el afluente les ofrece a todos paisajes nuevos y maravillosos.
Deberíamos entender que nuestra vida es un río de agua viva. Y nos corresponde entender que hay tiempo para todo: para lacalma, para las turbulencias, para las caídas, en fin...
Las cosas tienen su tiempo: cuando hay que trabajar, se trabaja; cuando se debe descansar, se descansa; y cuando es preciso tomar decisiones, se toman.
A veces queremos empujar las cosas por el afán de conseguirlas sin prever que no podemos empujar al “río de nuestro mundo”.
Ustedes se cuestionarán lo siguiente: ¿Qué pasa cuando el agua delrío cambia su dirección de manera inesperada?
Ha de saber que ese cambio, en todos los casos, lo conduce hacia afluentes más cristalinos.
A veces nos pasa eso: nuestra vida cambia en ‘un abrir y cerrar de ojos’. Pero, más allá de que percibimos tales alteraciones como “oscuras”, ellas nos permiten renovar nuestra fuente.
Otra lección que nos regala el río: él no se sujeta a nada, ni mucho menosmalgasta sus energías mirando hacia atrás.
La verdad es que nos hemos acostumbrado a aferrarnos a las cosas y sufrimos por ellas, cuando la clave de la vida está en soltarse.
Por otro lado, nos gusta huir de los problemas y evadirnos de nuestras responsabilidades.
Hay que tener la suficiente corriente como para fluir y como para entender que, cuando se presentan los peligros, los debemos encararpara vencerlos.
Si sufrimos un fracaso, admitamos de manera honesta que fallamos y saquemos lecciones prácticas de los errores. Luego de ello, y sin mirar atrás, comencemos de nuevo sin recorrer el mismo camino.
Hagamos como ese río que no se detiene ante los escollos y que, en cambio, busca con tenacidad por dónde seguir su curso. Los problemas que llegan a nuestra vida tienen salidas posibles;solo es cuestión de aprender a navegar en ellos sin ahogarnos.
Así debemos hacer con las situaciones que se nos presentan a diario: hay que armar las salidas de nuestras crisis. Cuando asumimos el reto de abrir nuestros cauces, comprendemos todo lo que nos pasa y, mejor aún, entendemos por qué nos ocurren las cosas.
A veces vemos nuestra vida así: convertida en pedazos y desperdigada por todoslados. Y la solución se basa, de manera exclusiva, en la mirada hacia el frente.
Todos sus problemas tienen soluciones; solo tiene que visualizar las salidas y dejar que ellas fluyan como el agua del río.
¡Desconéctese de lo negativo!
Los médicos, los sicólogos y los llamados seres espirituales coinciden al afirmar que una de las principales causas del estrés está en la “carga negativa” queacumulamos día tras día.
Las soluciones a los problemas se logran, de la misma forma como se elevan las cometas: ¡contra el viento!
Todos podemos hacer lo que anhelamos con la energía de la fe y con las alas de la esperanza.
Seremos capaces de enfrentar los obstáculos, cuando nos animemos a elevar nuestros pensamientos y nos arriesguemos a volar, así el viento esté en nuestra contra. Resulta...
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