La paradoja de lo nuevo
Santiago Peidro
La modificación en la ley de matrimonio argentina a la vez que la sanción de la Ley de Identidad de género en nuestro país han despertado el interés demuchos investigadores de las ciencias humanas y sociales en general por pensar temas afines a las llamadas nuevas masculinidades y feminidades, nuevos modos de hacer pareja, nuevos modos de filiación ydemás originalidades.
Es muy cierto que la transformación de estas leyes suponen una legitimación novedosa en el plano jurídico y social, junto con un nuevo modo de leer las relaciones entre lossexos. Graciela Schnitzer se pregunta adecuadamente ¿qué cambia y qué permanece igual cuando el Otro social a través de las ficciones jurídicas reconoce de manera totalmente inédita los nuevos estilos devivir la pulsión en nuestra época?1
Ahora bien, lo que me interesa destacar aquí, es que el uso del significante "nuevo" incluye una paradoja. Muchas veces, al calificar algún fenómeno de “nuevo”,en el mismo movimiento con el que lo sacamos de la oscuridad para hacerlo visible, lo invisiblizamos. Una idea similar ha sido sostenida por la filósofa norteamericana Judith Butler, quien señala queel afuera de clóset produce el adentro, por lo que salir del clóset produce una opacidad y una promesa que quizá no se consiga nunca2. Al ubicar un mismo fenómeno social ligado a la diversidad siemprecomo novedoso, lo visibilizamos, sí, pero impedimos a su vez que ese mismo fenómeno logre algún tipo de inscripción simbólica. Evitamos que deje grabada su marca y verdaderamente deje de ser el futuropara formar parte del presente.
De este modo, ubicar, por ejemplo, masculinidades trans, triejas, parentalidades, transexualidades y otras “disidencias” como “nuevas”, una y otra vez, conlleva a unaimposibilidad de que esas mismas sexualidades y modos de hacer lazo dejen de ser un porvenir. No solamente porque algunos fenómenos ya existan desde hace mucho tiempo, sino porque inclusive no son...
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