La dolce vita
50 años de La dolce vita
Gabriela Pérez
Hace cincuenta años, Federico Fellini filmó en Roma la que sería, junto con 8 1/2, su obra maestra. La dolce vita se estrenó el 5 de febrero de 1960, en medio de un tumulto, preludio a la batalla librada en los medios de comunicación, los púlpitos, el parlamento y las calles. Los italianos sesacudían porque los personajes en la pantalla pululaban en el mundo real. La película fue percibida como la exhibición social, moral y política de una sociedad desesperada por divertirse a cualquier precio para eliminar el vacío y el aburrimiento. En este año en el que México lucha contra el “resfriado”, la crisis no es sólo financiera: la descomposición social encuentra en nuestra cotidianeidadinnumerables espacios para manifestarse; uno de ellos es sin duda, el papel de los medios y del público ante la realidad contemporánea. A cincuenta años, la metáfora de la “ciudad interior” presente en La dolce vita no carece de sentido ni vigencia. Cada vez son menos los espacios serios y responsables en los que en lugar del sensacionalismo se priorizan la reflexión y el análisis, la cultura en lugar delespectáculo. La nuestra es una sociedad alienada por el duopolio televisivo, víctima de la mediocridad de sus políticos, ignorante y ensimismada en asuntos fútiles y sobre todo, inmóvil.
Sería mejor que nos miráramos tal y como somos y que nos reconociéramos antes de perdernos en laberintos de superficie, olvidando cuáles eran los sueños y cuál el camino para llegar a ellos.
¿Habrá entrenosotros alguien capaz de un retrato social tan claro y crudo como el que muestra la obra felliniana?
Título original: La dolce vita
Director: Federico Fellini
Argumento: Federico Fellini
Guión: Federico Fellini, Ennio Flaiano, Tullio Pinelli, Brunello Rondi
Fotografía: Otello Martelli (B/N)
Edición: Piero Catozzo
Música: Nino Rota
Producción: Piero Gherardi
Intérpretes: MarcelloMastroianni (Marcello Rubini), Anita Ekberg (Sylvia), Anouk Aimée (Maddalena), Yvonne Furneaux (Emma), Magali Noël (Fanny), Alain Cuny (Steiner), Annibale Ninchi (Padre de Marcello), Walter Santesso (Paparazzo), Valeria Ciangottini (Paola).
El paraíso
En la Italia de Benito Mussolini la propaganda política fue un instrumento fundamental para consolidar las ideas del fascismo. A pesar de estarconsiderado como un regimen di carta (régimen de papel) por el uso de la prensa como plataforma de difusión de sus proclamas y teorías, el resto de los medios de comunicación también le resultaron válidos al antiguo director del diario Avanti. En 1924, diez años después de la fundación de Il Popolo d´Italia -periódico fundado por Benito Mussolini que defendía el militarismo-, nace una pequeña sociedadanónima, Sindacato Instruzione Cinematografica, creada por el periodista Luciano De Feo. El cometido de aquella sociedad era difundir películas de carácter cultural, religioso y educativo. Tras presentar De Feo su programa a Mussolini, el Duce le solicita la transformación en la sociedad anónima L´Unione Cinematografica Educativa y casi un año después, el 5 de noviembre de 1925, se transforma en unente paraestatal, controlado por el gobierno: Luce Istituto nazionale per la propaganda e la cultura a mezzo della cinematografia, cuya función era la de ser un organismo técnico cinematográfico de cada uno de los ministerios y entidades puestos bajo el control y la autoridad del Estado.
El cine, junto con la radio, comenzó a ser tomado en cuenta por el dirigente fascista como instrumento depropaganda directa y de evasión “dada su capacidad de transmitir no sólo noticias, sino también ideas y sentimientos, y de llegar a la totalidad de la población, incluyendo a los analfabetas”. Al mismo tiempo que se fomentaba la producción de películas italianas, se mejoró la infraestructura y se impulsó la formación de técnicos y especialistas del mundo cinematográfico, con la creación de los...
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