La casa del diamantista
domingo, 09 de diciembre de 2007
Situada al final de una vaguada natural del cerro Toledano, junto a un conocido embarcadero del Tajo, la casa perteneció
a Don José Navarro, autor de la corona de Isabel II. También asociada a la elaboración de esta corona hay una
conocida leyenda.
{mosgoogle}Pocos eran los orfebres toledanos capaces de trabajar diamantes y piedraspreciosas a finales del siglo
XIX. Los creadores de joyas toledanos, acostumbrados al trabajo del oro en el [[damasquinado]], no estaban habituados
al puntilloso trabajo de piedras tan recias como las que Don José Navarro acostumbraba a tallar.
Había realizado fastuosas joyas para los más variados destinos: nobleza, imágenes religiosas…, y su fama había
trascendido los muros toledanoshasta llegar a la corte madrileña. Y a la madre de su futura reina, Doña [[María Cristina
de Nápoles]], que un buen día envió a su más fiel lacayo a solicitar el trabajo del orfebre ante la próxima coronación de su
hija la pequeña Infanta Isabel, ante la reciente muerte de su padre, el Rey [[Fernando VII]].
El orfebre se sintió gratamente satisfecho con la petición de la madre de la Infanta, perohubo de declinarla por los
numerosos trabajos que tenía ya encargados, temeroso de no crear una obra lo suficientemente valiosa para la futura
Reina. Y así regresó a la corte e informó a Doña María Cristina, quien no cejó en su empeño y un buen día de mediados del
verano de 1833 llegó a Toledo para solicitar en persona el trabajo en su más preciada joya, la Corona, a José Navarro.{flickr4j_photo id='166796468' size='2'} - Foto de la "Casa del Diamantista" en Toledo: kosedu en Flickr.com
Ante la presencia de la Reina en persona, el orfebre no supo oponerse al encargo, y cabizbajo despidió su majestad,
quedando en la más absoluta soledad ante tan terrible encargo: elaborar la corona de la futura Reina de España.
Desesperado, asustado y sin idea alguna, aquella misma noche, en plenoagosto y con el terrible calor toledano,
Navarro subió a la segunda planta de su estudio, situado en lo que hoy conocemos como “Casa del
Diamantista”, cogió del estante un nuevo cuaderno de trabajo y de forma lenta comenzó a esbozar las ideas que le
venían en mente para elaborar el encargo de la futura Reina.
Pasaron las horas, se hizo tarde, pero no hubo resultado alguno. Asísucedió en los días siguientes. Hubo de contratar
varios aprendices para sacar adelante el trabajo diario, pues la elaboración del encargo Real no le dejaba tiempo libre
alguno. Pasaba horas y horas delante de su estudio intentando recrear una imagen, un esbozo, de algo satisfactorio y
digno de la futura reina.
Continua en la página siguiente.
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El plazo se agotaba poco a poco; septiembrede acercaba, y con el la fecha de coronación. En varias ocasiones hubo de
mentir a los enviados de la Corte, y enseñarles cuatro hierros más engarzados, con promesas de estar elaborando la
mejor corona jamás vista en España.
Decidió no descansar hasta obtener algún resultado, y hora tras hora, día tras día y noche tras noche, trabajaba sin
resultado alguno.
Cierta noche, de las que la lunallena baña las orillas del tajo y se refleja en el espejo que encierran los acantilados
toledanos, el orfebre no pudo más, y un pesado sueño le sumió en los brazos de Morfeo delante mismo de su
cuaderno, en su estudio.
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Al clarear el día, despertó sobresaltadoy con increíble sorpresa vio como delante de él, en su cuaderno de dibujo, estaba
dibujada la más bella corona que jamás había visto. No recordaba haber dibujado algo así, pero ya dudaba incluso de
su propia mano, pues eran tantas las noches en vela…
Pero no todo el trabajo estaba realizado, pues el boceto que se encontró era muy complejo de realizar, y no conseguía
reunir las...
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