John Carter
Edgar Rice Burroughs
Edición en inglés: Copyright © 1912 by Edgar Rice Burroughs
Edición en español: Copyright © 1975
Escaneado por diaspar en 1998
AL LECTOR
Creo que sería conveniente hacer algunos comentarios acerca de la interesante
personalidad del Capitán Cárter antes de dar a conocer la extraña historia que
narra este libro.
El primer recuerdo que tengo deél es el de la época que pasó en la casa de mi
padre en Virginia, antes del comienzo de la Guerra Civil. En ese entonces Yo tenía
alrededor de cinco años, pero aún recuerdo a aquel hombre alto, morocho, atlético
y buen mozo al que llamaba Tío Jack.
Parecía estar siempre sonriente, y tomaba parte en los juegos infantiles con el
mismo interés con el que participaba en los pasatiempos de losadultos; o podía
estar, sentado horas entreteniendo a mi abuela con historias de sus extrañas y
arriesgadas aventuras en distintas partes del mundo. Todos lo queríamos, y
nuestros esclavos casi adoraban el suelo que pisaba.
Era mi espléndido exponente del género humano, de casi dos metros de alto,
ancho de hombros, delgado de cintura y el porte de los hombres acostumbrados a
la lucha. Susfacciones eran regulares y definidas; el cabello oscuro y cortado al
ras, y sus ojos de un gris acerado reflejaban pasión, iniciativa y un carácter fuerte
y leal. Sus modales eran perfectos y, su educación, la de un típico caballero
sureño de la más noble estirpe.
Su habilidad para montar, en especial en las cacerías, era maravillosa aun en
aquel país de magníficos jinetes. Varias veces le oí ami padre amonestarlo por su
excesivo arrojo, pero él solía sonreír y responderle que el caballo que le provocara
una caída mortal todavía estaba por nacer.
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Cuando comenzó la guerra, se fue y no lo volvimos a ver durante unos quince o
dieciséis años. Cuando regresó lo hizo sin aviso y me sorprendí mucho al notar
que no había envejecido ni cambiado nada. En presencia de otros, era el mismo:alegre y ocurrente como siempre; pero lo he visto, cuando se creía solo, quedarse
sentado horas y horas mirando el infinito con una expresión anhelante y
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desesperanzada. A la noche solía quedarse de la misma forma, escudriñando el
cielo, buscando quién sabe qué secretos. Años más tarde, después de leer su
manuscrito, descubrí cuáles eran.
Nos contó que había estado explorando en buscade minas en Arizona, después
de la guerra. Era evidente que le había ido bien por la ilimitada cantidad de dinero
que manejaba. Con respecto a los detalles de la vida que había llevado durante
esos años, era muy reservado. Más aún, se negaba a hablar de ellos totalmente.
Permaneció con nosotros aproximadamente un año y luego partió hacia Nueva
York, donde compró un pequeño campo sobre el ríoHudson. Mi padre y yo
teníamos una cadena de negocios que se extendía a lo largo de toda Virginia, de
modo que yo solía visitarlo en su finca una vez al año, al hacer mi habitual viaje al
mercado de Nueva York. Por aquel entonces el Capitán Cárter tenía una cabaña
pequeña pero muy bonita, ubicada en los riscos que daban al río. Durante una de
mis últimas visitas, en el invierno de 1885,observé que estaba muy ocupado
escribiendo algo. Ahora pienso que era el manuscrito que aquí presento.
Fue entonces cuando me dijo que si algo llegaba a pasarle esperaba que me
hiciera cargo de sus bienes, y me dio la llave de un compartimento secreto de la
caja de seguridad que tenía en su estudio, diciéndome que podría encontrar allí su
testamento y algunas instrucciones, que debíacomprometerme a llevar a cabo
con toda fidelidad.
Después de haberme retirado a mi habitación, por la noche, lo vi a través de mi
ventana, parado a la luz de la luna, al borde del risco que daba al río, con sus
brazos extendidos hacia el firmamento, en un gesto de súplica. En ese momento
supuse que estaba rezando, a pesar de que nunca hubiera pensado que fuera tan
creyente en el estricto sentido de la...
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