Jimena
Si no cambiamos las tendencias, en unas décadas (pocas) nuestras condiciones de vida serán peores, y la catástrofe humanitaria podría ser la regla más que la excepción.
Lapreocupación avanza más que las respuestas. Desgraciadamente, nuestros sistemas de decisión política y económica no se están adaptando a la gravedad del problema al ritmo que debieran, aunque algunospasos, como la reciente entrada en vigor del Protocolo de Kioto, vayan en la buena dirección. Pero obviaríamos algo importante si confiáramos todo a la acción global. Es cierto que los problemasambientales no conocen fronteras, que afectan a todo el planeta, que los cambios deben afectar a las principales instituciones políticas y agentes económicos... Pero también es cierto que los ciudadanostenemos que ser protagonistas en este giro hacia la sostenibilidad global: no sólo exigiendo cambios a los grandes poderes, sino asumiendo además nuestra responsabilidad.
A veces obviamos que los grandesproblemas ambientales adquieren su dimensión inmanejable tras sumar millones de comportamientos individuales, lo que activa el papel de los ciudadanos. Nosotros mismos podemos, cambiando nuestraspautas de consumo por ejemplo, reducir la dimensión de la crisis ambiental. Reduciendo lo superfluo, sí, y buscando alternativas a bienes y servicios impactantes. Es lo que podemos llamar un consumosostenible.
Y podemos conocer el grado en que la sociedad andaluza está dispuesta a un modelo de consumo más sostenible, más ecológico y justo, gracias al Eco-barómetro, un estudio de opinión pública quela Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y el Instituto de Estudios Sociales (IESA-CSIC) realizan anualmente desde 2001, para conocer los valores, las actitudes y los comportamientosde los andaluces ante el medio ambiente. Y algunos resultados de su edición de 2004 son importantes para saber si es posible otro modelo de consumo sostenible. Muchos andaluces tienen en cuenta...
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