Homilía En Iii Domingo De Cuaresma
Domingo, 11 de marzo de 2012
III Domingo de Cuaresma
Basílica Catedral de Lima
Muy querido Mons. Guillermo Abanto, Obispo Auxiliar de Lima.
Sacerdotes, con celebrantes de la Vicaría IV y VI.
Muy queridos fieles de las parroquias que hoy día vienen en peregrinación a la Basílica de la Catedral. A todos hermanos en Cristo.
Si hacemos un breveresumen de la palabra de Dios, vemos como en la primera lectura nos ha dado a conocer los Diez Mandamientos, el camino para ser felices. Luego San Pablo nos ha recordado que el momento cumbre de esa venida del salvador es Cristo crucificado, y él dice es un escándalo para los judíos, es una necedad para los gentiles pero para nosotros es la fuerza de Dios y la sabiduría de Dios.
LosMandamientos, como un camino por donde hay que ir y para ir por ese camino, delante de nosotros el Salvador que muere en la cruz. El pasaje del Evangelio de alguna manera refleja el corazón de cada uno.
En el corazón de cada uno como dice el Evangelio, Jesús los conocía, no necesitaba que nadie le cuente porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre. Hermanos, podemos decir que en la vida de cada uno hayuna especie de lucha constante entre el amor de Dios todos los días, te busca, te perdona, te llama, te instruye y frente a ese amor de Dios podemos decir: la soberbia de cada uno de nosotros, yo no he hecho nada malo, yo no necesito ir a Misa, yo me confieso directamente con Dios y algunos “la Iglesia no está actualizada”.
Desde el fondo esa rebeldía, un amor de Dios lleno de cariño, de ternura,que todos los días desde que te levantas viene a tu encuentro y te dice: “hijo mío, ¿cómo estás?”, y frente a esa propuesta de amor tantas veces nuestra rebeldía, nuestros pecados, más o menos conscientes, pero ahí esta el núcleo de la libertad, el núcleo de la historia de la salvación de cada uno de nosotros. Y en ese camino de la Cuaresma, yo quisiera recordarles, qué importante es para la vidade todo católico el sacramento de la reconciliación, porque ahí en ese sacramento se encuentra el amor, la misericordia, el perdón, la alegría, la vida y yo de rodillas con el peso de mis pecados, con mi arrepentimiento, con mi sinceridad, con mi fragilidad y viene el gran abrazo de Dios que nos libera de todas nuestras culpas, nos devuelve la paz y la alegría, nos da la fortaleza que nosfalta.
Para eso es muy importante, que nos demos cuenta que la santidad de cada uno de nosotros está hecha de esas constantes conversiones. Cada día hay caídas, hay errores, cada día el carácter, el ánimo, la tristeza, la duda, el apuro, tantas cosas que en el día me confunde y cada día el Señor que pasa a tu lado, ve esa conversión para decirle: “perdóname Señor por esa palabra, por ese gesto, esepensamiento, perdóname”.
No dudes que esta Iglesia es la Iglesia del perdón, lo que no podemos es olvidar los Diez Mandamientos, no se puede en el confesionario cambiar la Iglesia, el sacerdote está obligado a ser ese Cristo, a conocer la teología y la moral para ser un buen juez y debe él también ser un hombre profundamente enamorado de Cristo para ser el padre, el pastor y el médico; y de esamanera hermanos encontramos esa relación entre la santidad y la conversión y el sacramento de la Reconciliación, ahí esta el motor de esa nueva evangelización.
Por eso el Papa Juan Pablo II nos decía: “No se olviden, en el sacramento de la confesión está ese valor nuevo, de esa nueva evangelización, ese valor pastoral renovado donde volvemos a nacer jóvenes y ancianos, surge una nueva luz, unachispa, una ilusión. Depende de tu arrepentimiento, depende de tu sinceridad”.
Por eso cuanta gente te pregunta, ¿pero como hago? Yo siempre caigo en lo mismo, como hago cuando me falta la paciencia, que hago para que mi hijo mejore o para que mi papá me comprenda. Y espera una respuesta muy especial, sabia y San Pablo dice: “la respuesta es la Cruz, la respuesta está en la confesión”. Prueba...
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