hola
Monólogos de un amor que no se dió III,Alberto B.
Creía saber de ti. Casi podía tocar el momento en que te acercarías a preguntar mi nombre. Estuve a nada de saborear el roce de tu mano, con la que tan anticuadamente me invitarías abailar. Y por un segundo, creí haber vivido ese aroma que iba dejando tu mirada al pasar.
Sin embargo, alguien más me nombró en tu presencia, tú no supiste cómo llamarme y resultó que tampoco tegustaba bailar. Me seguía quedando el fresco de tus ojos, que eran desaire y disfrutaban de ser enigma. Caminaba al unísono con el resonar reservado de tus pasos, siempre a un lado tuyo, siempre con ganasde gritarte mis ansias.
De confesarte, arrullarte, desvestirte y aprehenderte. De aprenderte.
¿Se prepara un discurso o se espera a que las bocas se encuentren para así besarse todas laspromesas?
Porque de tener que hablar, temo decirte que por primera vez no me sudan las manos. Mis ojos brillan más que al llorar, mi corazón late más fuerte que cuando fue decepcionado y mi cabello jamásse ha visto más enamorable.
Intruso, soy la de las fijaciones ridículas. La que siempre tropieza al caminar y cada mañana garabatea lo que le hubiera encantado ver en sus sueños. Vine a presumirtelo bonita que me veo cuando te escucho hablar, vine a invitarte un traguito de mi locura, para que te embriagues de inmediato con lo que podríamos aventurarnos a hacer si me tomas de la mano.
Lo...
Regístrate para leer el documento completo.