Franz_se_mete_en_problemas_de_amor
Páginas: 21 (5227 palabras)
Publicado: 23 de julio de 2013
PROBLEMAS
DE AMOR
CHRISTINE NÖSTLINGER
Traducción de Juan José de Narváez
Ilustraciones de Erhard Dietl
Barcelona, Bogotá, Buenos Aires, Caracas,
Guatemala, Lima. México, Miami. Panamá, Quito, San José,
San Juan. San Salvador. Santiago de Chile.
1
CONTENIDO
Ana
Sandra
Elsa
Franz quería a muchas personas.
Quería a su padre y a su madre.
2
Quería aDaniel Eberhard, su compañero de
escuela.
Y además, quería a sus tres tías.
Quería a su abuela y a Josef, su hermano
mayor.
Quería a Gabi, que vivía en la casa vecina.
Como la mamá, el papá, la abuela, Josef, Gabi,
Daniel Eberhard y las tres tías también querían a
Franz, él no tenía mayores problemas con el amor.
Para Franz el amor era cuando dos personas se
llevaban muy bien entresí y se sentían muy
contentas estando juntas (podían discutir un poco,
pero sólo de vez en cuando).
3
ANA
Como Franz sólo conocía el amor feliz, la
tristeza de su hermano Josef lo tenía desconsolado
desde hacía unas semanas. Josef se había
enamorado de Ana a primera vista. Él la había visto
y había sentido un vuelco en el corazón, un
escalofrío en la espalda, y se le había puestola piel
de gallina.
«¡Quiero a esta niña más que a nadie!», pensó
Josef.
Josef se había encontrado con Ana en el
descansillo de la escalera. Míentras él bajaba
cometido, ella subía de prisa y se estrellaron.
Ana llevaba un bolso debajo del brazo y se le
cayó.
—¡Bobo, len cuidado! —gritó.
—Discúlpame —le dijo Joscf y recogió el
bolso.
4
Ana le arrancó el bolso de la mano y siguiócamino hacia el tercer piso. Josef permaneció
inmóvil. Alcanzó a oír que la niña timbró en el
apartamento de la señora Leidlich. Por cierto, la
señora Leidlich no tenía un timbre común y
corriente, sino uno que sonaba «ding-dong-dingdong». Luego escuchó que la señora Leidlich le
dijo:
—¡Ah, por fin llegaste, Ana!
Josef iba a casa de su amigo Otto, pero dio
marcha atrás y regresó a suapartamento (porque el
amor le había salido al encuentro en aquella
mirada). Mamá y Franz estaban en la cocina.
Lloraban un poco: mamá porque estaba cortando
cebolla y Franz porque se encontraba muy cerca de
mamá.
Josef se dejó caer en el banco de la cocina.
—¡Acaba de estallar! —dijo él.
—¿Dónde? —preguntó mamá, mientras trataba
de contener las lágrimas.
—¡Dentro de mí! —contestó Josef, yles narró
la historia de Ana, el vuelco en el corazón, el
escalofrío, y les confesó que se le había puesto la
piel de gallina.
—¡Tenía que pasar!—dijo mamá.
—¡Quiero volver a verla! —exclamó Josef.
—Entonces siéntate en la escalera y espera a
que baje —le dijo mamá, sonriendo y secándose las
lágrimas. No lo dijo en serio, pero Josef sí lo tomó
en serio y se sentó en la escalera a esperar.Debió soportar toda clase de comentarios de
los vecinos:
—Siempre pierdes la llave de tu casa, ¿no? ¿Es
que sólo tienes aserrín en la cabeza? —le dijo la
señora Berger.
—Te pasaste de listo, ¿verdad? ¿Tu madre te
dejó por fuera? —le preguntó el señor Huber.
—¡Tus padres han arrendado un apartamento,
no una escalera! —gritó la señora Knitzwackel, que
siempre lo regañaba.
Finalmente,después de una hora, Ana apareció
en la escalera. Mientras la esperaba, Josef había
pensado con detenimiento qué le diría. Escogió con
cuidado estas palabras: «¡Me llamo Josef, vivo en
este mismo edificio y me gustaría conocerte!» Pero
antes de pronunciarlas debía carraspear para llamar
su atención. Apenas había tenido tiempo de
carraspear, cuando Ana pasó a toda velocidad junto
a él. Josefsaltó del escalón.
—¡Hola!—exclamó—. ¡Oye, espera!
—¡El «hola» murió hace mucho tiempo y el
«oye» está muy enfermo! —le respondió Ana desde
el primer piso y luego sonó un portazo.
Josef regresó al apartamento y se encerró en su
cuarto. Esto sólo lo hada cuando estaba muy triste.
—Debemos ayudarlo —le dijo Franz a mamá.
—No sabría cómo—contestó mamá. —¡Ya se
te ocurrirá algo, si lo...
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