Fábulas
“A orillas del sereno Lempa, tomaba el sol un Lagarto.
Tan descuidado se hallaba, que la Víbora aprovechó para lanzarle un mordisco.
El veneno muypronto hacía su efecto y, entre convulsiones y dolores, pronto moría el saurio. Al rato acertó a pasar por allí un cauteloso Sapo. Midiéndolo con la vista, se dijo:
-Qué barbaridad! Lo menos tienemetro y medio de largo! Si el mordisco llego a recibirlo yo, seguro que me muero con la velocidad del rayo. Tendré que andar listo.
Y sí que el Sapo andaba cauteloso. Mas, a pesar de sus cuidados, pocosdías habían transcurrido cuando, estando en el mismo ribazo, la fatal culebra se le acercó con su proverbial sigilo y el pobre batracio recibió un buen picotazo.
-Ya estoy muerto! -se dijo el Sapo.Pero, quiá! Pasaron segundos y minutos; días, meses y años, sin que el sorprendido animalito muriese de la picadura.
-Seguro que estiro la patita cualquier rato! -se estuvo diciendo el Sapodurante todos aquellos años-. El veneno tengo dentro y esto no tiene remedio.
Y resultó que nuestro Sapo murió, sí, pero de viejo. Su pequeño cuerpecito era refractario a la ponzoña de la vil criatura. Dehaberlo sabido, pudo evitarse el cuidado.
Y así como las Víboras no dañan
a los humildes Sapos,
las críticas acerbas no zahieren
a los justos y sabios.” León Sigüenza, salvadoreño
LOS DOSBURROS
Caminaban dos Burros compañeros contemplando los campos placenteros y las magnificencias del paisaje
que ostentaba a sus plantas la cañada, y allá, en el horizonte, la alborada de sutil ymagnífico ropaje.
Aquel que, de los dos, quiso el destino que no llevara carga sobre el lomo, interrumpía a ratos su camino,
daba corcovos sin ningún aplomo
y luego, rebuznandosatisfecho, avanzaba otro trecho.
En la abrupta montaña estaba la cabaña
donde vivía un leñador, del dueño; y en el día del cuento el amo recibió con duro leño
al Burro que llegaba más contento.
Ya pasado...
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