Ex Querevienten los actores
Exque revienten los actores Gabriel Calderón
Texto comisionado por Le Théâtre des Quartiers d’Ivry Paris Francia Serie de las Obras Fantásticas, v.
IV
El actual presidente de mi país, Mujica, es un ser particular. Supongo que todos los presidentes lo son. Él
fue guerrillero tupamaro, participó de una guerrilla urbana en los años previos a la dicta dura enfrentándose a aquel gobierno de turno y a los militares. Estos últimos, en coordinación con otros
gobiernos y con participación civil, preparaban en toda Latinoamérica sendas dictaduras para detener el
avance comunista en el continente. El tiempo demostraría quienes tenían la razón, la dic tadura llegaría y
los hoy documentos desclasificados de los Estados Unidos confirmarían que hubo una intención
promovida desde ese país, de detener, aislar y aniquilar todo brote o manifestación comunista, marxista o
cualquier familia cercana –vamos, toda la izquierda o izquierdas posibles–. Fue así que la Dictadura se
instaló en Uruguay como se instaló en muchos países de la región –Chile, Argentina, Brasil, entre muchos
otros–. La dictadura, en el caso de Uruguay cívicomilitar, dejó, al igual que en las otras dictaduras,
muchos muertos, asesinados, torturados, secuestrados y desapa recidos. Leyes de amnistía, impunidad,
caducidad de voluntad punitiva del Estado, protección, llá mesela como se quiera, protegieron en muchos
países a los responsables de estos crímenes de lesa humanidad y, lo que es peor, siquiera han permitido
que los familiares de las víctimas, investiguen o pregunten lo que pasó con sus familiares, si han muerto o
no, dónde están sus restos, dónde están los niños secuestrados, etc. Hasta el día de hoy, nuestros países,
padres, hijos y abuelos, siguen luchando entorno a este tema. Unos para que se deje de revolver el pasado
y se piense en los proble mas del presente y del futuro. Otros argumentando sobre la importancia de
conocer el pasado para resolver el presente y construir un futuro; y, algunos, pocos, por el derecho
inalienable a saber la ver dad. Cada cierto tiempo el tema de la dictadura, sus responsables y sus
víctimas, toma notoriedad y embarca a todo el país en las mismas discusiones que, imagino, se preguntó
toda la humanidad desde que hubo guerras, asesinatos e injusticias. No es mi intención, ni la será, ilustrar
sobre este proceso, este pasado, que tanto dolió y DUELE hoy a todos aquellos que vivimos en estos
países. Mi intención es más pequeña, pero no menos ambiciosa.
Reiteradas veces había escuchado al actual presidente Mujica responder, de una manera que me dejaba
sin palabras, cada vez que se le preguntaba cómo se podía solucionar este tema. Cómo hacer para que la
sociedad no siga trancada durante años sobre los mismos temas, sobre qué pasó o no pasó esos años, de
quién es la responsabilidad, cómo hacer para investigar y miles, miles de etcéte ras. La respuesta,
increíble por donde se la mire, decía algo así: este tema se soluciona cuando todos los protagonistas
estemos muertos y para eso falta poco. La frase me había quedado retumbando en la cabeza. Si bien en un
punto me parecía simpático, pues pensaba que el viejo deseaba la muerte de todos los protagonistas,
incluyéndose –una suerte de suicidio colectivo por el bien de la verdad y la justicia–, de todos modos me
quedaba el resabio amargo en la boca y la mente, pues nos estaba negando de esta manera la posibilidad
de considerarnos como seres humanos capaces de solucio nar todos los errores que hemos cometido. Es
como si para algunos errores la solución estuviera a la vuelta de la esquina, pero para otros, no quedara
más que esperar a que se mueran los ...
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