Ethos

Páginas: 5 (1129 palabras) Publicado: 15 de enero de 2013
El pobre riquísimo
Un cuento de Navidad
Autor: Michelle Boy Frank | Fuente: es.gaudiumpress.org |
Cuando el viejo rico Naabot leyó la carta que le había llegado aquella tarde, dio un largo suspiro... -¡Ah, la familia! Quien escribía era un primo suyo, avisándole de su próxima visita. Zabulón, hijo de Dibón... Su memoria le inspiraba al mismo tiempo pena y cierta aversión. Los dos, defamilias acomodadas en Israel, habían sido muy cercanos de jóvenes. Pasados los años, Naabot, emprendedor e incansable comerciante, se convirtió en uno de los hombres más ricos de Jerusalén. Zabulón, por el contrario, vio sus negocios rodar en una trágica serie de desgracias, y por lo que se sabía, estaba ahora al borde de la ruina más completa.

Sin embargo, después de años de separación, sentíacuriosidad por verle de nuevo, por lo que marcó una reunión en su casa de campo, a poco más de seis millas al sur de Jerusalén.

El sol se puso detrás de las colinas arenosas, en aquella tarde de diciembre, cuando se reunieron los primos. El contraste entre los dos era casi chocante. Naabot era la figura encarnada de la buena fortuna. Alegre, gordo y exhalando delicados perfumes, vestía una túnica deseda persa, y vistosos anillos brillaban en casi todos sus dedos. Por el contrario, el encanecido Zabulón personificaba el fracaso y la pobreza. Su rostro estaba marcado por una continua y silenciosa resignación. Su cuerpo escuálido estaba cubierto por una túnica tan gastada, que no podía adivinarse el color original. Quien lo viese, no podría creer que un día fuera hombre con muchas posesiones.Compadecido, Naabot le invitó a cenar, invitación humildemente aceptada por el otro.

Durante la cena, que el pobre comprensiblemente devoraba con avidez, hablaron sobre el pasado, recordando la infancia y la juventud de ambos. En un cierto punto, Naabot declaró al primo su modo de ver las cosas:

- Mira, Zabulón, yo respeto profundamente al Dios de Abraham, pero dejemos al Todopoderoso en sutemplo, que es bastante grande. Aquí, sobre todo en el comercio, debemos utilizar toda la astucia y todos los medios que están a nuestro alcance, para obtener el éxito y la riqueza. Y decía eso crispando las manos, como agarrando un puñado de imaginarias monedas delante de él.

El pobre primo, hombre piadoso, no estuvo de acuerdo con ese punto de vista materialista de Naabot, y tambiéndiscutieron al respecto un buen tiempo durante la noche. Aunque se respetaban, entre los dos había una profunda divergencia en la forma de ver la vida. Por último, viendo que no llegarían a ninguna conclusión, Naabot interrumpió la conversación y dijo:

- Bueno, vamos a ser sinceros. No habrá sido para discutir filosofía, ni para recordar el pasado, para lo que mi buen primo decidió visitarme. Así quedime, Zabulón, ¿hay algo en que te pueda ayudar?

- Sí, dijo el infeliz, curvando la cabeza. Necesito tu ayuda. Pero no vengo a pedir dinero, sólo a proponerte un trato.

- ¿Qué negocio? - Preguntó curioso el comerciante.

- Como debes saber, he perdido todo lo que tenía. Todo, salvo un pequeño pedazo de tierra, resto de una granja que en otros tiempos era grande, no muy lejos de aquí. ¿Creesque puedes comprarme este terreno? Naabot dio una carcajada.

- ¿Si puedo comprarlo? Mi querido Zabulón, me atrevo a decir sin exagerar ni con arrogancia, que tengo dinero para comprar cualquier cosa en Jerusalén, excepto el Templo y el palacio del gobernador, porque evidentemente no están a la venta. Escucha: si por casualidad el sitio valiese más de lo que estoy pensando en ofrecerte, teentrego todos mis anillos. Y balanceaba ligeramente la mano, haciendo brillar los diamantes y zafiros. ¿Me dices que no está lejos? Entonces cojamos dos caballos y unos hombres, y vamos a ver esa tierra. Así, esta noche te pago para que no digan los fariseos que no ayudé a un familiar necesitado.

Y así fue. Era una noche maravillosamente estrellada, hermosa y clara. Y como Zabulón había dicho, el...
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