El Aspid De Oro. José Maria Aristimuño P.

El áspid de oro

El áspid totalmente bañado en polvo de oro, refulguraba cual diadema, poseída por la fuerza inmanente del sol, enroscada por anillos de diamantes superpuestos, protegida por sus ojos subyugantes, dos zafiros, vigilantes, atentos, miraba la piel, como el mar de la carne, recorría con denuedo lentamente la espalda desnuda de quien yacía en un placido sueño,Cleopatra, la ultima reina del río Nilo, engendrada en la dinastía de los ptolomeos, quien no despertó ni tuvo el escalofrío que comunica la piel fría a la piel caliente, pero llena de humedad, la durmiente, se imagino que era una joya, un ornamento mas, que una de sus doncellas favoritas había colocado para inspirar y llenar de matices aun mas su sueño, por lo tanto los movimientossinuosos, no pasaron a formar parte mas que de una sutil caricia, un ritmo cautivador que convirtió los labios cerrados en una sutil sonrisa, picaresca que se desdibujo, en su cara confundiese el sueño con su posible suicidio ulterior, un advenimiento profético. Cleopatra venia de tomar el baño rutinario, leche de cabra vertida por jofainas, tan lentamente que mezclaban la rugosidad y rapidez delagua en una cascada con ella misma, la parsimonia descendiendo por el lecho de un río, que le profería aun mas humedad a su piel, dos joyas unidas por un destino, al final, morir en el veneno del amor.
El áspid, curioso por naturaleza, criado en cestas llenas de oscuridad, , hurgaba con profundidad en los intertiscios del cabello, lugar oscuro, posible de un refugio, madejas regiasescondiendo un sentimiento de placer, que se convertiría en los tiempos conocidos y venideros en un dolor , inclusive profería en lo natural mas que en el ir y venir, tenia en bien hacerlo mas sedoso, allí, con su pequeña lengua misteriosa, rápida, efímera en el entrar y salir casi infantil, bebió, cual madriguera, el liquido sobrante, blanco, puro, lleno de vida, necesidad de cabritos, queaun delataba el contraste entre el negro azabache de un cabello libertario, y algunos rastros de esencias y aceites, una gota de almendra amarga era suficiente para descubrir los secretos del desierto, lo cierto es que en ese juego, áspid y cuerpo, quien seducía a quien, el instinto hizo erguir aun mas los senos y dibujar mas la aureola, señal inequívoca del contacto, en fin era un sueñoinconcluso, y allí en ese negro profundo que produce sin querer la oscuridad, valía todo.
El aroma despertaba la presencia divina, una exudación fuera de lo común una transpiración extraña la brisa tenue y misteriosa de las dunas, pellizcaba con delicadeza, un polvo beige sutil que se levanta y pide permiso al clerestorio del recinto para soplar, y al entrar disipaba el ambiente de la cámarade la reina, sudar era obra de los mismos sueños, algo mas allá de un calor insoportable, las tardes de arena, adornadas por un sicómoro, que fungía de hacer sombra, tienen eso como una forma de comportamiento, un paisaje bucólico, lleno de la gracia del amor, con temperaturas afables, pero la serpiente, obcecada seguía su camino, indiferente, su placer era el contacto continuo, nada masallá del deseo.
La serpiente, que en principio fue escondida con una intención deplorable, utilizarla no por su astucia, y su poder de persuasión sino por su locura de tener detrás de aquel manto real, envuelto en la riqueza un poderoso veneno, un terror de las bajezas arrastradas dentro de una cesta de frutas, higos datiles, pasas, nunca manzanas, seria delatada, por su propia naturaleza, lafruta prohibida y el áspid, nunca juntas, tenia que conseguir la muerte de forma sublime, es decir un acto, una ceremonia antes del final cercano, no tendría sentido, para trasvasar los limites, morder otra piel violaria lo sagrado, no es una mutilación es un simple acto de dominio profundo de uno sobre otro, por eso cualquier mordedura seria siempre al final, en el borde de la vida a la...