El aborto
Páginas: 11 (2668 palabras)
Publicado: 30 de agosto de 2010
El aborto
Hoy en día, los avances tecnológicos de la ciencia y especialmente de la medicina, nos permiten cambiar la realidad a nuestra conveniencia y nos deja hacer prácticamente lo que queremos.
Esto, sumado al movimiento cultural de vivir el día a día sin pensar en lo que vendrá, y pasar por la vida con un alto grado de irresponsabilidad, nos hace establecer relaciones sin ningúncompromiso para con el otro, salvo el de pasarla bien y disfrutar el momento.
Es así como las relaciones sexuales se establecen con cualquiera, sin llegar a conocerlo, sin saber que busca de su vida, sin conocer sus hábitos, sin saber con que otras personas se acuesta, sin armar un proyecto de vida juntos, y esto lleva romper mas rápido esas relaciones y empezar otras con la misma irresponsabilidad.Lo que no se tiene en cuenta es que esas relaciones pueden llegar a dar como resultado una vida humana. Pero todo sigue igual porque siempre se puede recurrir a la medicina y deshacerse de ese “problema” a cambio de un poco de dinero.
Pocos parecen darse cuenta de que lo que están haciendo es terminar con una vida, y solo piensan en ellos y en lo incómodos que estarían manteniendo una vida,además de la de ellos.
Visto y considerando la problemática que el aborto significa, la Iglesia expresa su postura a través del Catecismo argumentando lo siguiente:
La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos los derechos de la persona, entre los cuales está elderecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf CDF, instr. "Donum vitae" 25).
Esta afirmación da por tierra la especulación de muchos que dicen que un feto no tiene todavía vida propia, y se escudan en esa hipótesis a la hora de acabar con una vida que para ellos todavía no es tal.
“Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado”(Jr 1,5; Jb 10,8-12; Sal 22, 10-11).
“Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra” (Sal 139,15)
Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a laley moral.
Queda claro que no solo es culpable la madre que recibe el aborto, sino también quien lo realiza.
No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido (Didajé, 2,2; Bernabé, ep. 19,5; Epístola a Diogneto 5,5; Tertuliano, apol. 9).
Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo dignodel hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefastos. (GS 51,3).
Con esto, la Iglesia deja claro que la vida que recibimos no es nuestra, y por lo tanto no tenemos ningún derecho a ponerle fin antes de lo que Dios determine que sea el momento.
La cooperación formal a un aborto constituyeuna falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. "Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (CIC, can. 1398) es decir, "de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito" (CIC, can 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC, can. 1323-24). Con esto la Iglesia no pretenderestringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.
El derecho inalienable a la vida de todo individuo humano inocente constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación:
"Los derechos inalienables de la persona deben ser...
Hoy en día, los avances tecnológicos de la ciencia y especialmente de la medicina, nos permiten cambiar la realidad a nuestra conveniencia y nos deja hacer prácticamente lo que queremos.
Esto, sumado al movimiento cultural de vivir el día a día sin pensar en lo que vendrá, y pasar por la vida con un alto grado de irresponsabilidad, nos hace establecer relaciones sin ningúncompromiso para con el otro, salvo el de pasarla bien y disfrutar el momento.
Es así como las relaciones sexuales se establecen con cualquiera, sin llegar a conocerlo, sin saber que busca de su vida, sin conocer sus hábitos, sin saber con que otras personas se acuesta, sin armar un proyecto de vida juntos, y esto lleva romper mas rápido esas relaciones y empezar otras con la misma irresponsabilidad.Lo que no se tiene en cuenta es que esas relaciones pueden llegar a dar como resultado una vida humana. Pero todo sigue igual porque siempre se puede recurrir a la medicina y deshacerse de ese “problema” a cambio de un poco de dinero.
Pocos parecen darse cuenta de que lo que están haciendo es terminar con una vida, y solo piensan en ellos y en lo incómodos que estarían manteniendo una vida,además de la de ellos.
Visto y considerando la problemática que el aborto significa, la Iglesia expresa su postura a través del Catecismo argumentando lo siguiente:
La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos los derechos de la persona, entre los cuales está elderecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf CDF, instr. "Donum vitae" 25).
Esta afirmación da por tierra la especulación de muchos que dicen que un feto no tiene todavía vida propia, y se escudan en esa hipótesis a la hora de acabar con una vida que para ellos todavía no es tal.
“Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado”(Jr 1,5; Jb 10,8-12; Sal 22, 10-11).
“Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra” (Sal 139,15)
Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a laley moral.
Queda claro que no solo es culpable la madre que recibe el aborto, sino también quien lo realiza.
No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido (Didajé, 2,2; Bernabé, ep. 19,5; Epístola a Diogneto 5,5; Tertuliano, apol. 9).
Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo dignodel hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes nefastos. (GS 51,3).
Con esto, la Iglesia deja claro que la vida que recibimos no es nuestra, y por lo tanto no tenemos ningún derecho a ponerle fin antes de lo que Dios determine que sea el momento.
La cooperación formal a un aborto constituyeuna falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. "Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (CIC, can. 1398) es decir, "de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito" (CIC, can 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf CIC, can. 1323-24). Con esto la Iglesia no pretenderestringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.
El derecho inalienable a la vida de todo individuo humano inocente constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación:
"Los derechos inalienables de la persona deben ser...
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