cronica de docente en formacion
Cristina Arbelaez Jaramillo
Todo comenzó hace ya varios años (en donde tenía la edad de l 10 años aproximadamente ) cuando luego de llegar exhausta del colegio, por el hecho de que vivía a30 minutos de este, treinta minutos que caminaba en bajo el sobresaliente, sol que la mayoría de las veces se tornaba en la parte más alta de cielo. Mi intención casi siempre antes de hacer tareas,era bajar rápidamente donde mi mejor amiga a tratar de enseñarle las tablas de multiplicar que le constaban tanto entender para lograr aprobar su grado, sin embargo por más que intentara nunca logreque consiguiese ese aprendizaje o al menos no por mi supuesta enseñanza que siempre terminaba jugando al “escondidijo”.
Paso el tiempo cuando cursaba el grado octavo , de pronto un día cualquieraestando en la biblioteca aparece inoportunamente, una profesora de lengua castellana “español” y me hace la propuesta de quedarme con el grupo para la clase del día siguiente por que ella por algúnmotivo no podría asistir, acepte aunque no con mucho agrado lo cual no quería decir que no lo fuese hacer de la mejor manera posible, al día siguiente lleve a cabo mi labor asignada al finalizar apartedel dolor de cabeza por tantas voces al tiempo, varios de mis compañeros coincidieron en decirme que no lo hice nada mal, no preste atención a esto pero en mi subconsciente creo que esta idea empezó aconstruir el pensamiento de que quizás podría llegar a ser maestra.
Ya estando a punto de finalizar mí bachiller se les exige como requisito a los estudiantes pagar unas horas de servicio social, yelegí pagarlas en los grados primero, segundo y prescolar lo cual creo que fue el factor más importante para querer ejercer la profesión de maestro. Recuerdo que eran dos horas diarias para compartircon los niños pequeños o asimilar y colaborar con las labores de los profesores, estas dos horas iniciaban entablando un dialogo con la profesora sobre las actividades propuestas para el día, luego...
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