Como vivir dia a dia
Vivir
Día
a Día
Bernie S. Siegel
Una pústula
es algo bello, una moneda
que ha acuñado el cuerpo, con un lema invisible:
En Dios confiamos.
Nuestro cuerpo nos ama
y, aunque el espíritu sueñe a la deriva,
él se ocupa de reparar el daño que le hacemos...
Cierra los ojos, pues sabes
que la curaciónes obra de la oscuridad,
y la oscuridad una túnica de la curación,
que al bajel de nuestra trémula aventura
lo mueven mareas que escapan de nuestro control.
La fe es el requisito de la salud:
este es el hecho con que contamos a falta
de mejor prueba de la existencia de Dios.
De Ode to Healing
[Oda a la curación]
JOHN UPDIKEIndice
Introducción: Una guía para la vida, el amor y la salud.
1 ¡Socorro! Desde aquí, ¿a dónde voy?
2 Amar a los demás: Abre tu corazón.
3 Sánate: Un juego de recursos para ponerse bien.
4 La exploración del espacio interior: Cuerpo, mente y espíritu.
5 Siempre se puede ayudar a los demás.
6 «Al serviciodel amor»: Las profesiones de la salud.
7 Reflexiones: Espiritualidad, religión y sanación.
8 El puente: Dejarse ir y encontrar la paz.
Una conclusión dichosa.
Introducción:
Una guía para la vida, el amor y la salud
Un día de otoño de 1977 participaba yo en un taller, y sentada a mi lado estaba una paciente mía afectada de cáncer demama. De pronto se volvió hacia mí.
-¿Sabe usted lo que necesito saber? Cómo vivir día a día, entre una visita y otra a su consulta.
Yo me había inscrito en el taller por las dificultades que se me planteaban como médico: debido a lo inadecuado de mi formación, no sabía cómo tratar a los pacientes en cuanto personas. Como muchos médicos, había levantado murallas a mi alrededor paraprotegerme del dolor emocional que presenciaba. Se me había preparado para tratar las enfermedades, y cuando me di cuenta de que no podía curarlas todas, empecé a sentirme un fracasado.
Ahora sé que enseñamos lo que necesitamos aprender. Y cuando esa señora se dirigió a mí, estoy seguro de que, además, también yo estaba sintiendo la necesidad interior de aprender a vivir. Entonces, aprovechésu pregunta y le dije:
-Yo le enseñaré.
Creo que dentro de mí una voz me decía: «También yo necesito saber eso. Podemos trabajar juntos en ello». (En aquel momento pensé que necesitaríamos unas ocho sesiones, y que en un par de meses ya sabríamos cómo vivir. Pero aquel cursillo se ha extendido durante más de quince años, y yo todavía estoy trabajando en el mismo problema, el devivir.)
Envié cartas a un centenar de pacientes, invitándolos a participar en un grupo para hablar de su vida, hacer dibujos y aprender a convivir con su enfermedad. Pensé que ellos se lo dirían a otros, y esperaba que respondieran centenares de personas. Pero sólo aparecieron una docena de mujeres, de manera que empezamos con aquel pequeño grupo. (Y tampoco es coincidencia que fueran mujeres.)Yo quería descubrir qué diferenciaba a esas personas. En mi condición de cirujano, ¿qué podría aprender de ellas? ¿Y cómo podían otras personas aprender a convertirse ellas también en «supervivientes»? Esas mujeres me estaban enseñando qué era vivir, me demostraban que yo no tenía las respuestas, porque no me había enfrentado con la adversidad como ellas. Había creído que sería yo quien lesenseñaría y les ayudaría, pero me di cuenta de que eran ellas quienes me enseñaban a mí.
Empezamos a reunirnos regularmente, y a la larga, a partir de nuestras reuniones se fueron organizando charlas más prolongadas y algunos talleres. Mi mujer, Bobbie, fue quien bautizó al grupo. Lo llamó «Pacientes excepcionales de cáncer» [en inglés, Exceptional Cancer Patients (ECaP)]. En la...
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