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PROFUNDIZACIONES

cllant la sociología o la economía; pero sí ciertamente se desprend
qll' la política se vuelve un explanatndum, cuyo explanas es sumini.
t I'ado y condicionado por datos que podríamos llamar hipopolítico"
dI' bajo tenor de politicidad, y a menudo de discutible e indirect
1 d vancia política, Y de este modo la retroalimentación de los dato
ele los datos privilegiados porel behaviorismo- nos remite a 1
h leronomía de la política, a la política explicativa ab extra,
La behaviorización de la ciencia política, pues, con todos sus m
ril s, vuelve a cuestionar la autonomía de la política. El tratamiento
S refleja sobre el objeto. Si la ciencia es el cómo, ese cómo desenfo
incluso sofoca el qué. De ahí la acusación que se le dirige al beha·
:ismo, si llevamos las cosasal extremo, de propender a la desapa·
1'1 'Ión de lo que es político.u No hay nada de paradójico en este des·
Hrt' 110. Por el contrario, es lógico que una ciencia política striclo
S{:rtsu, que quiere ser ciencia a toda costa, deba dejar fuera lo "nI
r i('ntificable". Esta conclusión refuerza la previsión de que el nav
g,lr futuro de la ciencia política seguirá siendo peligroso y difícil.
1': 11 lamedida en que se descuida a la política -ya sea porque se \.1
dcja Jl la periferia o se la declara heterónoma- la política escapa
d,' las manos y se convierte en una fuerza "fuera de control". En un
l ' ti ( lil >,
s la ciencia la que devora a la política; en el extremo con
11,11 jo, ('S la política la que devora a la ciencia. Los dos extremos s
101 ,111 Y~ • convierten uno en otro, Es funcióndel politólogo impedil
lo , ' i d v ra es tal.

v!

SARTORI, Giovanny. La Política. Lógica y
método en las ciencias sociales. México:
FCE. 1984 PP 261-273

rx.

EL MÉTODO DE LA COMPARACIÓN Y LA POLíTICA
COMPARADA *

EN CIERTO sentido, es verdad que en toda la ciencia po~ítica subyace,
aunque sea de modo implícito, un mar~o de referenCIa comparado.
El politólogo que examina un caso particular debetener presente el
contexto general, o cuando menos deberí~ tener present,e otros .casos.
De otro modo, su análisis del caso partIcular. r~sultara desubIcado.
Sin duda es así. Pero ésta es sólo una verdad tnvI~l. .
Partamos de la siguiente premisa: que cual9Ul~r dlsc~rso se v~;~
de conceptos que, bien mirados, son "general~zaclOnes dIs~aza~as .
No es excepción de esta regla ni siquie~a el dl.sc~r~odel hlsto~la~or.
Por más que se sostenga que el conocimIento hlstor~co e.s con~CImlen­
to de lo individual, o individualizador, Y que la hlstonog~afra no ~s
una disciplina nomot,ética, sigue siendo ve~dad que tamb.lén el hIStoriador generaliza, lo quiera o no. Pero SI todos generalIza? e? alguna medida, el problema de la validez de. nuestras ~enerahzaCIones
se le plantea únicamente a quienesgeneralrzan a sabIendas y a propósito. La cuestión es la siguiente: ¿cór~:lO compro~ar, o dem~strar
que es fals a, una generalización? y mi dIscurso comlenza a p,a~tlf ~e
aquí. Será también verdad que no se puede estudiar la polruca SJl1
comparar; pero la política comparada se presenta como tal, sólo cuando las comparaciones se vuelven, de implícitas y cas~ales que eran,
explícitas y sistemáticas.Procediendo por orden, la pnmera pregunta
es: ¿POT qué comparar? La segunda, ¿qué es comparable? Después de
lo cual entramos en lo más vivo del tema, y entonces se puede pasar
a la pregunta: ¿cómo comparar?

IX.l. CONTROL COMPARADO
" P OI' lo d 'más, la acusación se basa en una gran diversidad de premisas. Cf. 111
d "tllll in, p r un lado, entre B. Crick, Dilensa della politica, cit" y por el otroApoli
1(111/ ¡¡o/iti s: A Critique 01 Behavioralism. Las críticas que más se aproximan a nd
11' lO (m j r desa rrolladas en el escrito "Alla ricerca della sociologia politica", n :
1I1/1' t!lI lla Italiana di So ciologia, IX, 1968, pp, 597-639), son los de R , Macridis, "Con!
1lll'Iltiv r liti s and the Study of Government", en: Comparative Politics, 1, 19GB,
" "IW ', pp. 01 Y 81--87; y de G. D,...